La muestra “Serenamente” está constituida por diez poemas del autor de “La canción del ángel” y 13 fotografías blanco y negro.
Jacobo Regen está de vuelta en su mundo. Dicen que entre humaredas de cigarrillo repasa la poesía universal y deshoja, en charlas, ironías y ternura. Argamonte -fotógrafo y lector- lo ha retratado reiteradas veces (hace tiempo y también no hace tanto). La idea primigenia -contó el artista a El Tribuno- es hacer un libro. Mientras, surgió un peldaño intermedio: “Serenamente” una muestra que conjuga poemas de Regen y fotografías de Argamonte, y que será inaugurada hoy, a las 20.30, en galería Mamoré (Los Carolinos 407).
En tren de confesiones, Argamonte cuenta que llegó a Regen por un toque de azar vinculado a su pasión por la lectura: “Conocí la poesía de Jacobo a través de un vecino que me prestó, entre Joaquín Castellanos y Federico Gauffín, ‘Poemas reunidos’ de un tal Jacobo Regen. Tardé en devolverle este libro. Tanto que terminó reclamándolo. Busqué más de él en librerías y nada. Al tiempo, conocí a mi compañera, Silvia Katz, y ella me lo presentó un día. Así se armó el primero de muchos encuentros”.
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La muestra “Serenamente” está constituida por diez poemas del autor de “La canción del ángel” y 13 fotografías blanco y negro.
Jacobo Regen está de vuelta en su mundo. Dicen que entre humaredas de cigarrillo repasa la poesía universal y deshoja, en charlas, ironías y ternura. Argamonte -fotógrafo y lector- lo ha retratado reiteradas veces (hace tiempo y también no hace tanto). La idea primigenia -contó el artista a El Tribuno- es hacer un libro. Mientras, surgió un peldaño intermedio: “Serenamente” una muestra que conjuga poemas de Regen y fotografías de Argamonte, y que será inaugurada hoy, a las 20.30, en galería Mamoré (Los Carolinos 407).
En tren de confesiones, Argamonte cuenta que llegó a Regen por un toque de azar vinculado a su pasión por la lectura: “Conocí la poesía de Jacobo a través de un vecino que me prestó, entre Joaquín Castellanos y Federico Gauffín, ‘Poemas reunidos’ de un tal Jacobo Regen. Tardé en devolverle este libro. Tanto que terminó reclamándolo. Busqué más de él en librerías y nada. Al tiempo, conocí a mi compañera, Silvia Katz, y ella me lo presentó un día. Así se armó el primero de muchos encuentros”.
Y agrega Argamonte lector: “Lo que me sorprendió de la obra de Jacobo es que era diferente del resto que había leído. Pareciera haber tomado decididamente un camino solitario respecto de sus pares... Un camino espinoso, difícil de transitar. El paisaje que aparece en sus textos es un espacio interno (e íntimo), profundamente humano. Como si hubiera sostenido su propia mirada frente a un espejo durante mucho tiempo, sondeando ese páramo que somos, con infinita paciencia, hasta encontrar palabras que nombren el alma y sus estados”.
Sobre la muestra, Argamonte comentó que el “diálogo” entre poesía e imagen se fue armando de a poco, como un laborioso tejido. “Supongo que tiene que ver con aquella cuestión que más disfruto del proceso creativo, que es el cruce con otras disciplinas del arte. Hace 11 años que vengo trabajando un proyecto con amigos músicos, ‘Orillas’ (se grabó un disco a partir de él). Una serie de fotos que también tiene un anclaje literario. En este caso, el proceso de construcción del libro ‘Serenamente’ va siendo un trabajo en conjunto con Jacobo. Los dos disfrutamos ese proceso: son horas de charlas, anécdotas, lecturas, litros de café y toneladas de cigarrillos. Ya veremos qué sale...”, concluyó el fotógrafo, que en noviembre presentará en el Museo de Arte Contemporáneo una muestra sobre Nohién, quien fuera maestro de canto wichi de Silvia Barrios.