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Rara desaparición de una familia completa

Martes, 03 de abril de 2012 09:27

Sebastián Cupari, el propietario de una cortada de ladrillos, denunció ayer en la mañana la misteriosa desaparición de su empleado, Rodolfo Colque y alertó a la policía que en el domicilio de su dependiente sólo había hallado dos puñales clavados en un promontorio de tierra removida, las puertas sin asegurar y la ausencia del hombre, su esposa y sus cinco hijos, todos menores dse 12 años.
Ante la presunción de un delito de extrema gravedad, personal de Criminalística, Bomberos, Brigada de Investigaciones y de la División Canes, se apersonaron en el asentamiento Gauchito Gil, donde corroboraron la versión de Cupari.
Disparada la investigación, se determinó que este le había adelantado $2.000 a Choque, oriundo de Bolivia y, al parecer, indocumentado.
Personal de Criminalística y de Bomberos procedieron a remover el promontorio de tierra y hallaron en su interior hojas de coca, restos de alimentos e ilustraciones pertenecientes a ritos satánicos y otros que se los enmarca en el culto a San La Muerte, expresaron los vecinos a El Tribuno.
Los mismos indicaron a la policía que la familia que habitaba la precaria vivienda, oriunda de Bolivia, no se daba con nadie, pero que todos eran devotos de San La Muerte a quienes a cada tanto le rendían culto y le hacían ofrendas “raras”.
Alejandra Valverde, que vive al lado de los desaparecidos, aseguró que el vecindario maneja la versión de que el hombre había prometido ofrendar la vida de una de sus hijas al culto pagano y que por esa razón es que los investigadores rastrillaron todo el fondo de la casa y las lagunas aledañas, que hacen al barrio prácticamente inhabitable, en busca de pruebas. En la tarde de ayer los efectivos seguían trabajando en el lugar, ante la posibilidad de un hecho de sangre.
Otro residente en la zona dijo que el hombre era excesivamente celoso con su compañera, a quien golpeaba a menudo, pero que temía por la vida de las pequeñas, a quienes amenazaba ofrendar. La causa está caratulada como supuesto homicidio a cargo del juez de Instrucción Formal 4, Antonio Germán Pastrana.
 

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Sebastián Cupari, el propietario de una cortada de ladrillos, denunció ayer en la mañana la misteriosa desaparición de su empleado, Rodolfo Colque y alertó a la policía que en el domicilio de su dependiente sólo había hallado dos puñales clavados en un promontorio de tierra removida, las puertas sin asegurar y la ausencia del hombre, su esposa y sus cinco hijos, todos menores dse 12 años.
Ante la presunción de un delito de extrema gravedad, personal de Criminalística, Bomberos, Brigada de Investigaciones y de la División Canes, se apersonaron en el asentamiento Gauchito Gil, donde corroboraron la versión de Cupari.
Disparada la investigación, se determinó que este le había adelantado $2.000 a Choque, oriundo de Bolivia y, al parecer, indocumentado.
Personal de Criminalística y de Bomberos procedieron a remover el promontorio de tierra y hallaron en su interior hojas de coca, restos de alimentos e ilustraciones pertenecientes a ritos satánicos y otros que se los enmarca en el culto a San La Muerte, expresaron los vecinos a El Tribuno.
Los mismos indicaron a la policía que la familia que habitaba la precaria vivienda, oriunda de Bolivia, no se daba con nadie, pero que todos eran devotos de San La Muerte a quienes a cada tanto le rendían culto y le hacían ofrendas “raras”.
Alejandra Valverde, que vive al lado de los desaparecidos, aseguró que el vecindario maneja la versión de que el hombre había prometido ofrendar la vida de una de sus hijas al culto pagano y que por esa razón es que los investigadores rastrillaron todo el fondo de la casa y las lagunas aledañas, que hacen al barrio prácticamente inhabitable, en busca de pruebas. En la tarde de ayer los efectivos seguían trabajando en el lugar, ante la posibilidad de un hecho de sangre.
Otro residente en la zona dijo que el hombre era excesivamente celoso con su compañera, a quien golpeaba a menudo, pero que temía por la vida de las pequeñas, a quienes amenazaba ofrendar. La causa está caratulada como supuesto homicidio a cargo del juez de Instrucción Formal 4, Antonio Germán Pastrana.
 

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