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24 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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Una ola de turistas celebró el Día de la Empanada

Miércoles, 04 de abril de 2012 23:47

El “Topeto” Díaz es un tipo dogmático y además habla en un salteño estructural.
“La empanada salteña no lleva la carne picada como se anda diciendo por ahí”, dice el personaje gordo, calvo y de barba blanca que deambula por el centro de la ciudad como una parte misma del paisaje urbano.
Se detiene, mira a los turistas que llegaron desde todos lados y está dichoso por la repercusión que este año tuvo la conmemoración de el Día de Empana Salteña.
 

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El “Topeto” Díaz es un tipo dogmático y además habla en un salteño estructural.
“La empanada salteña no lleva la carne picada como se anda diciendo por ahí”, dice el personaje gordo, calvo y de barba blanca que deambula por el centro de la ciudad como una parte misma del paisaje urbano.
Se detiene, mira a los turistas que llegaron desde todos lados y está dichoso por la repercusión que este año tuvo la conmemoración de el Día de Empana Salteña.
 

No hubo actos, ni banda de música, pero el mediodía estuvo plagado de visitantes que leyeron el artículo en El Tribuno y que salieron a comprobar la fama de las “chuecas” salteñas.
 

En un vértice de la plaza 9 de Julio tiene un local el “Pelado” Herrera. No se le puede denominar empresario gastronómico pues el prefiere decir que es un empanadero; y a decir verdad es unos de los más reconocidos de Salta.
 

“Yo í nacío haciendo empanadas”, dice de primera mano y se ríe. El realidad, el hombre habilitó El Farito en 1967 y desde entonces recibe a poetas, escritores y músicos mezclados con turistas, empresarios y famosos del ámbito nacional.
 

Todos son atendidos, en sus mesas, de la misma manera; nadie tiene “coronita” y todos comen lo mismo: las empanadas.
 

“Lo único que es diferente es que el salteño viene temprano”, contó. “A las 10 ya se escapan del trabajo algunos y vienen. Ahora los turistas llegan de las 13 en adelante”, dijo el Pelado.
 

En el canal de la Esteco, Margarita prepara la masa. Sabe que hay turistas por montón y tiene el recado listo para comenzar el repulgue.
 

Sus precios son más económicos aunque sabe que la gente siempre se acerca a comer como si fuera una tour gastronómico.
 

Lo cierto es que la empanada tiene un rol nivelador de las clases sociales. Ya sea en la plaza principal o en un carrito, sea local o turista, albañil o empresario, todos nos sentamos a la mesa, tomamos el alimento con las manos y compartimos una charla chura a la manera de los salteños.
 

El Topeto vuelve a la carga y dice que “por eso nosotros deberíamos hacerle un monumentos a la empanada, tan grande como el quirquincho de la zona norte”, mientras se ríe y se aleja.

 

La historia de la fecha

Fue Roberto Argentino Díaz, más conocido como el Topeto, quien logró el reconocmiento de los concejales de la ciudad de Salta para lograr promulgar la ordenanza 7.117, el 29 de octubre de 2003, por la cual se fijaba como el 4 de abril como el Día de Empanada Salteña.
 

La razón fue bastante simple, aunque requirió la curiosidad del Topeto quien en un viaje a Bolivia descubrió una cédula.
 

El documento decía que fue el 4 de abril de 1820, cuando el entonces gobernador Martín Miguel de Güemes dispuso la cesión de 29 pesos y 6 reales para la compra de empanadas con las que se recibió a las tropas procedentes desde el Tucumán.
 

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