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Los bagayeros del norte piden guardería para sus hijos

Jueves, 05 de abril de 2012 23:30

Los trabajadores de frontera, como se autodenominan los bagayeros de Orán que cruzan mercadería desde Bolivia a la Argentina, son alrededor de 3.000. Muchos de ellos son padres de familias que viven en los barrios más humildes de la segunda ciudad más poblada de la Provincia.

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Los trabajadores de frontera, como se autodenominan los bagayeros de Orán que cruzan mercadería desde Bolivia a la Argentina, son alrededor de 3.000. Muchos de ellos son padres de familias que viven en los barrios más humildes de la segunda ciudad más poblada de la Provincia.

Todos los días, cientos de chicos esperan solos el retorno de sus padres de la localidad boliviana de Bermejo. “Nuestro trabajo no tiene horarios. Podemos volver a Orán en ocho horas, pero también nos podemos quedar tres días en Bolivia sin poder pasar”, explicó la bagayera Nieves Rivera, quien desde la Cooperativa 15 de Abril, junto al dirigente Juan Carlos Medina, buscan materializar un sueño: una guardería para más de los 300 hijos de bagayeros.

“Es solo un proyecto, pero pensamos que esto puede abrir un camino para los chicos. Necesitamos una guardería para todos los hijos de los pasadores. Hoy nos sentimos abandonados y queremos la seguridad de nuestros hijos para trabajar con más seguridad. Ya no hay tranquilidad, te pueden matar un hijo por cinco pesos”, relató la madre bagayera.

Los chicos, en peligro

Para Rivera, el principal problema de dejar a los chicos solos es la inseguridad. “En nuestros barrios día a día vivimos problemas de delincuencia y drogas, por eso no nos gusta dejar tantas horas solos a nuestros hijos. Uno tiene miedo de que te lo maten”, dijo. “La inseguridad es un problema de todos los barrios que rodean Orán. Da lástima ver a la juventud tan perdida en la droga. Hay barrios en los que se ve a los chicos fumando paco en las cuatro esquinas. No estamos seguros dejando a nuestros hijos solos”, agregó.

En la frontera, el contrabando, además de ser un delito, es hoy una de las principales fuentes de trabajo. Sobre las arenas del río Bermejo se forman dos hileras humanas separadas por 300 metros. En la primera se realizan los controles de la Aduana a todos los que ingresan al país. En la segunda, unos hombres cargan bultos más grandes que ellos y avanzan a toda marcha, en una perfecta imitación de las hormigas; esos son los bagayeros.

“Con una guardería podríamos ir a trabajar tranquilos, porque sabemos que están bien. Además, la idea es que también tengan comedor, para asegurarles al menos una comida”, dijo Nieves Rivera. Su marido, Aldo Mendoza, es uno de los dirigentes de los bagayeros. “Estamos en una guerra diaria con Gendarmería”, le había dicho en febrero a El Tribuno.

“Están trabajando mejor, porque revisan a cada uno de los pasadores y están cayendo los que tenían que caer, esa gente que no tiene nada que ver con los trabajadores pobres que se ganan el pan día a día. Esa gente que no tiene nombre y que no tiene que estar ahí, porque perjudica a todos los trabajadores de frontera, hace daño. Ellos se mezclan, por eso pedimos que revisen para que todos sepamos quién es quién. Es bueno el trabajo de ahora. Se nota un mejor trato y educación por parte de Gendarmería; aunque existen casos aislados de maltrato, se nota un cambio y esperemos que dure”, dijo Mendoza sobre la situación actual de los bagayeros con las fuerzas de seguridad.

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