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Baquiano cae a un precipicio de 100 metros y sobrevive

Martes, 15 de mayo de 2012 02:56

Por Julio Nakhle

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Por Julio Nakhle

El pasado domingo, Calixto Farfán (75) regresaba a su humilde vivienda situada en la zona cordillerana del paraje Las Arcas, a 15 kilómetros de la ruta nacional 51 y a una altura aproximada de 3.000 metros sobre el nivel del mar, 12 kilómetros al oeste de Quijano. Horas antes de llegar a su morada, a las 22, sobre el paraje El Alisal, su caballo se resbaló y ambos cayeron a un precipicio. Luego de despeñarse, el jinete quedó atascado a 100 metros de profundidad.
En su casa, Juan Sulca (20), nieto de Calixto, vio llegar a tres de los caballos de carga que el hombre llevaba consigo todos los fines de semana hasta Quijano, donde vendía queso de cabra y carne de cabrito, pero al notar que su abuelo no regresaba, salió a buscarlo.
El joven recorrió el sendero habitual que seguía Calixto y de pronto, desde las profundidades, sintió sus pedidos de auxilio. De inmediato, se comunicó por celular con la seccional policial de la zona.
Pasada la 0.30, un grupo, integrado por dos efectivos y un enfermero del hospital local, salió en su búsqueda y logró visualizarlo a las 5, hora en que se comunicaron con la central de Bomberos para solicitar ayuda. Finalmente, tras un trabajo de casi 14 horas llevado a cabo por del Grupo de Rescate de Altura (GORA), el anciano fue extraído de su prisión de rocas y trasladado en helicóptero hacia el hospital San Bernardo, donde se recupera.
Calixto Farfán solo sufrió politraumatismos y está fuera de peligro.
En diálogo con El Tribuno, el único medio presente en las operaciones de rescate, Rosa (40) y Serafín Farfán (50), hijos del hombre, dijeron: “Está bien. Solo lo notamos un poco angustiado, aunque íntegro. Afortunadamente, los médicos pudieron trasladarlo”.
Sin embargo, pese a la alegría del rescate del baquiano, un nuevo problema surgió durante la mañana de ayer, cuando el agente policial José Sajama subió hasta uno de los cerros a zona buscando señal para comunicarse con sus compañeros y cayó a un barranco de 70 metros.
El hombre, poco conocedor de la zona, quedó atrapado y a los gritos solicitó ayuda, hasta que en medio de su desesperación hizo cuatro disparos para alertar sobre su situación y dar a conocedor el lugar en el que había caído.
Recién, a las 18, el policía pudo ser rescatado por sus compañeros, gracias al rápido accionar de un adolescente de la zona, quien guió a los rescatistas hacia el lugar preciso y trajeron a Sajama.


 

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