Juan Matías Loiseau. O simplemente Matías, Matute, Tute. Es actualmente uno de los humoristas más reconocidos -y reconocibles- del país. Padre de Batu, el personaje que sorprende a diario con su ternura y su frondosa imaginación a los lectores de La Nación. Tute es, además, heredero de un gran creador recientemente fallecido: el inolvidable Caloi. El joven dibujante (que también incursiona en poemas y en dirección de cortometrajes) acaba de publicar su último libro de humor, “Tuterapia” (Sudamericana), un divertido e inteligente sondeo por el velado mundo del inconsciente. Tute aborda los temas “que usualmente nos llevan al sillón de un terapeuta” con la delicadeza y el trazo fino -y descontracturado- que lo caracteriza, y que reúne permanentemente el humor gráfico con la poesía.
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Juan Matías Loiseau. O simplemente Matías, Matute, Tute. Es actualmente uno de los humoristas más reconocidos -y reconocibles- del país. Padre de Batu, el personaje que sorprende a diario con su ternura y su frondosa imaginación a los lectores de La Nación. Tute es, además, heredero de un gran creador recientemente fallecido: el inolvidable Caloi. El joven dibujante (que también incursiona en poemas y en dirección de cortometrajes) acaba de publicar su último libro de humor, “Tuterapia” (Sudamericana), un divertido e inteligente sondeo por el velado mundo del inconsciente. Tute aborda los temas “que usualmente nos llevan al sillón de un terapeuta” con la delicadeza y el trazo fino -y descontracturado- que lo caracteriza, y que reúne permanentemente el humor gráfico con la poesía.
No hay nada más personal que el inconsciente, sin embargo todos podemos identificarnos con alguna de las situaciones de “Tuterapia”....
Es verdad que las cosas que uno lleva a terapia son de corte íntimo, pero se revelan como algo general, porque finalmente todos nos sentimos solos en algún momento o débiles o enamorados o presos de las relaciones familiares... Es como decía Maitena cuando le preguntaban sobre el tipo de humor que ella hace, y que cala tan hondo en el género femenino. Respondía que todas las mujeres son distintas, pero a todas les pasa lo mismo. Es lo que sucede con la gente que va a terapia.
Muchos de tus dibujos buscan que el lector se interrogue a sí mismo. En ese sentido, hacés un poco de terapia...
Cuando empecé a armar el libro iba a girar puramente alrededor del psicoanálisis, y los chistes iban a ser sobre el trabajo en el consultorio. Pero después, cuando los vi en conjunto, me pareció un material un poco repetitivo e, incluso, gráficamente aburrido. Entonces decidí sumarle páginas que tenían que ver con lo que después uno lleva al diván: las relaciones amorosas, familiares, la incomunicación.
Hay mucho de gestual y de síntesis en tus trabajos. ¿Es un rasgo que buscaste para definir un estilo?
Se fue dando naturalmente. El espacio se fue depurando solo. Las páginas se fueron despoblando lentamente para dar lugar únicamente a lo que yo entiendo que es esencial. A posteriori, eso terminó conformando un estilo que, de todas formas, sigue cambiando, porque mientras haya búsqueda, siempre va a haber mutaciones.
Tute es sinónimo de Batu. ¿Te gusta que te asocien con un solo personaje?
Es lógico que se me asocie a Batu porque es el personaje que creé con nombre y una personalidad definida. Además, sale todos los días en un diario muy leído. No me molesta. Para mí es el personaje que me divierte hacer hoy y si el día de mañana me deja de interesar como plataforma de creatividad, lo dejaré de hacer.
Hablando de psicología, a los lectores nos cuesta aceptar que ustedes, los historietistas, abandonen a ciertos personajes, como pasó con Quino y Mafalda...
Claro, porque el lector se encariña con los personajes. A veces los ve como personas con sentimientos y vida propia. Pero lo cierto es que es un trabajo. Y muchas veces muy arduo, porque es difícil respetar la psicología de los personajes en una tira diaria. En las páginas dominicales se labura distinto, porque uno puede tomar cualquier tema. Con los personajes fijos te ves limitado. Puede ser cansador. Creo que es lo que le pasó a Quino con Mafalda.
¿Qué es lo que más extrañás hoy de tu papá?
Será una obviedad supongo, pero por estos días extraño su presencia física. Los “ratazos” que compartía con él. Eso es lo que más me hace falta.