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Un flagelo sin solución en el fútbol argentino

Domingo, 27 de mayo de 2012 23:58

En el fútbol argentino la paz se está convirtiendo cada vez más en una utopía. Los últimos diez días transcurrieron entre aprietes, amenazas y hasta una barra brava, la de Independiente, que marchó para pedir la devolución de sus banderas con su líder disfrazado de Frankenstein, una situación propia de una parte de la sociedad que está enferma.
El pico de violencia se dio el sábado, a pocos metros del ingreso a la cancha de Lanús minutos antes del partido contra All Boys. Un hincha del club granate murió luego de un duro enfrentamiento entre los barrabravas. El joven, identificado como Daniel Sosa, de 21 años, falleció al recibir varios disparos. En el choque sangriento otras cinco personas resultaron heridas de bala y dos de ellas se encuentran en estado de gravedad. Además, hay 9 detenidos.
 

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En el fútbol argentino la paz se está convirtiendo cada vez más en una utopía. Los últimos diez días transcurrieron entre aprietes, amenazas y hasta una barra brava, la de Independiente, que marchó para pedir la devolución de sus banderas con su líder disfrazado de Frankenstein, una situación propia de una parte de la sociedad que está enferma.
El pico de violencia se dio el sábado, a pocos metros del ingreso a la cancha de Lanús minutos antes del partido contra All Boys. Un hincha del club granate murió luego de un duro enfrentamiento entre los barrabravas. El joven, identificado como Daniel Sosa, de 21 años, falleció al recibir varios disparos. En el choque sangriento otras cinco personas resultaron heridas de bala y dos de ellas se encuentran en estado de gravedad. Además, hay 9 detenidos.
 

En lo que va de 2012 es la cuarta víctima, tras los decesos de Agustín Rodríguez y Aldo Barralda -tras un choque por la interna de la barra de Chicago producido cerca del club de Mataderos, el 18 de enero- y de Sergio Víctor Fernández, hincha de Newell’s que murió el 14 de mayo.
Desde la cruzada contra los violentos, iniciada y liderada por Javier Cantero, presidente de Independiente, hace poco más de un mes, se han encadenado una serie de acontecimientos de violencia explícita en el fútbol argentino.
El primero de esta escalada de agresiones se produjo hace un par de semanas cuando el plantel del Instituto fue amenazado por sus propios simpatizantes tras perder en Corrientes ante Boca Unidos. “Si no ascienden, hay balas para todos”, fue la frase aterradora que lanzaron al equipo cordobés que está peleando por conseguir un ascenso a Primera. En un posterior operativo policial, el ómnibus con simpatizantes del Instituto fue interceptado en su regreso a la ciudad de Córdoba, con un saldo de 44 hinchas detenidos, a los que le incautaron armas de fuego, cartuchos, explosivos y cocaína.
La amenaza de muerte fue el mismo mensaje que recibió el vicepresidente del Independiente, Claudio Keblaitis, el lunes de la semana pasada, que lo obligó a tomarse una licencia de 30 días y analizar la posibilidad de renunciar. “Cuando tus dos hijas te piden llorando que largues todo, la verdad que no te dan ganas de seguir y ser un mártir de la causa”, declaró el dirigente al informar el motivo de su licencia.
Al día siguiente la violencia se trasladó a Racing, cuando el colombiano Giovanni Moreno fue víctima de una amenaza con un arma de fuego.
 

“Te vamos a pegar un tiro en la pata y te arruinaremos la carrera si no te vas del club”, fue el mensaje de los violentos, que obligó al colombiano a concurrir al entrenamiento escoltado por efectivos policiales.
En tanto, Sergio Marchi, secretario de Futbolistas Agremiados, descartó la posibilidad de un paro en el fútbol para buscar soluciones: “No se gana nada y, de alguna forma, es darle mayor protagonismo a los violentos”. ¿Y ahora qué pasará?
 

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