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16 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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El oficio de ser padre, el mejor de los oficios

Sabado, 16 de junio de 2012 20:13

Se celebra desde 1909 cuando en EEUU Sonora Smart Dodd rindió tributo a su padre, veterano de guerra.
 

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Se celebra desde 1909 cuando en EEUU Sonora Smart Dodd rindió tributo a su padre, veterano de guerra.
 

Hay un día del año que no es como cualquier otro. Es aquel en el que, en distintos países del mundo, se les rinde homenaje a los padres de familia. Y hay un salteño, como tantísimos otros, que por su sacrificio y tesón fue elegido por El Tribuno para homenajear a los padres en su día.
San Lucas Villa es un hombre humilde que luchó contra las adversidades que imponen la pobreza, la viudez y la pérdida de la vista, y, sobre todo, la desesperación de no tener garantía de que los hijos podrán comer todos los días.
 

Una historia, un sacrificio

Hace 72 años San Lucas Villa nació en Embarcación, departamento de San Martín. Toda su vida estuvo signada por el sacrificio y el esfuerzo para salir de la pobreza. Trabajó incansablemente en distintos oficios. Cuando el trabajo en el campo no le permitía sobrevivir, decidió partir con su familia para instalarse en la capital salteña. Llegó sin tener nada; solo lo acompañaba la necesidad de trabajar. Una vez aquí, se aferró al oficio de carpintero, que fue el que lo marcó y el que más tiempo desarrolló, hasta que perdió la vista en un accidente. Reconoce que pasó momentos en los que no tenía qué llevar a la mesa de su hogar, lo que lo obligó a hacer changas cada vez que terminaba su jornada laboral de 12 horas diarias.
El año pasado San Lucas perdió a la compañera de su vida, su mujer, la madre de sus hijos, a quien el cáncer de útero le jugó una mala pasada. “Después que murió mi mamá las cosas fueron distintas, mi padre todavía siente enormemente su partida”, dijo, emocionado, uno de sus 4 hijos. Con semejante pérdida, el sacrificio para este humilde hombre fue cada vez mayor, ya que ahora contribuye con el mantenimiento de sus nietos y de su hija, Nora, madre de seis niños que viven junto a él.
El Tribuno lo visitó en su casa del barrio Convivencia, en la zona sudeste de la ciudad.
Habita en una vivienda muy precaria, con su hija y sus nietos. Sus otros tres hijos trabajan en el campo, pero lo visitan frecuentemente.
“Sacrificio, y mucho pero mucho esfuerzo tuve que hacer para que mis hijos puedan ir a la escuela. Siempre les expliqué que era lo mejor que les podía dar”, comentó, con una mirada perdida, que sale de los anteojos que esconden sus ojos.
Está sentado en una silla de plástico mientras sus nietos juegan y dan la vuelta por el asiento de su abuelo.
Dos de sus hijos están presentes y concentrados en lo que dice su padre sobre su vida.
No muy adepto a los homenajes, San Lucas cree que durante su vida hizo lo que tenía que hacer: “Traté de darles el ejemplo a mis hijos sobre lo importante que es sacrificarse y trabajar incansablemente; espero que les haya servido”.
 

De un hijo al padre

Lucas, su hijo que llegó desde el campo para visitarlo, se muestra emocionado, como si hace mucho no escuchara alguna lección de su padre. “Mañana (por hoy) no quiero que se sienta solo. Sé que lo que más le duele es que no esté mi madre junto a nosotros. No hay palabras ni hechos que expresen lo que siento por él, lo vi hacer tanto por nosotros”, dijo Lucas, y continuó: “Llegaba de trabajar y salía a hacer changas, son recuerdos únicos”.
Nora vive en la misma casa que su padre, y lo define como una “buena persona, que hace mucho por sus hijos y nietos”.
Lo cierto es que las palabras de San Lucas nacen desde un sentimiento profundo que tiene por sus 4 hijos, que lo custodian algunos desde cerca, otro desde no tanto.
Sorprende de este hombre, de quien sus cuatro hijos sienten orgullo y esperan tenerlo por mucho tiempo más, sus ganas de seguir adelante día a día, y de enfrentar, a pesar de los años, la dureza de vivir en una situación de pobreza, de colaborar con su hija y sus nietos.
“Los que trabajan en el campo me dan una mano, yo les he dado hasta lo que no podía, con esfuerzo y dedicación. Mi familia pasó por muchas situaciones duras, pero salimos adelante”, dice don San Lucas.
No parece, y los hechos lo demuestran, que la ceguera sea un obstáculo para que su vida siga enérgicamente, y mucho menos para transmitirles cariño a sus nietos e hijos. Seguramente hay muchísimos padres que atravesaron y atraviesan situaciones similares o tal vez peores que la que le tocó vivir a San Lucas. A todos ellos... El Tribuno les desea un muy feliz día. 
 

Historia de una fecha especial

Corría el año 1909, cuando Sonora Smart Dodd, oriunda de la ciudad de Washington, capital de Estados Unidos, decidió rendirle tributo a su padre, Henry Jackson Smart, un veterano de guerra que había quedado viudo, luego de que su mujer falleciera durante el parto del sexto hijo que tuvo la pareja.
A partir de allí, Henry tuvo que encargarse de la crianza de sus hijos y cargó solo con toda una familia sobre sus hombros.
Sonora consideró que la fecha debía ser el 19 de junio, día en que nació su padre.
En el año 1966, durante la presidencia de Lyndon Johnson (Estados Unidos), se instituyó que el tercer domingo del mes de junio de cada año se festejaría el Día del Padre, dado que la propuesta de Sonora fue ampliamente aceptada.
En Argentina no siempre se celebra el tercer domingo de junio, como hoy, sino que puede moverse entre el domingo de la segunda o tercera semana de este mes.
La tradición, no solo aquí, acostumbra a reunir a toda la familia, y en general, a hacerle algún presente al padre.
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