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El Gobierno nacional busca una pesificación de facto

Sabado, 02 de junio de 2012 21:46

Por Roberto Cachanosky, economista y consultos

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Por Roberto Cachanosky, economista y consultos

Las declaraciones de Aníbal Fernández del martes pasado, afirmando que los argentinos vamos a tener que ir acostumbrándonos a pensar en pesos, confirman mi nota de días pasados hablando de una pesificación de facto. El Gobierno quiere cerrar todas las puertas para que los ciudadanos no puedan tener dólares y solo puedan operar en pesos.
Más allá de la flagrante violación a los derechos individuales y la inconstitucionalidad de la medida, el dato relevante es que es imposible que pueda funcionar una economía sin una moneda, y Argentina no tiene moneda porque para que una mercadería cumpla con tal función requiere de dos requisitos: a) que sea ampliamente aceptada como medio de intercambio y b) que sea reserva de valor. Este punto b) conduce a un tercero que es el de poder hacer cálculo económico. Estimar hacia el futuro precios y costos para evaluar, por ejemplo, un proyecto de inversión.
En los 70 y en los 80 no había moneda, pero por lo menos había índices de precios creíbles por los cuales todos tenían alguna forma de indexar los precios. Ahora está prohibida la indexación en una economía con una inflación de dos dígitos altos.
En Chile pudieron pesificar la moneda utilizando la Unidad de Fomento (UF), que se basa en el IPC de Chile. De esta manera, todos ajustaban por un indicador cierto. El problema que hay en Argentina es que si se quisiera pesificar de facto la economía, no hay una UF confiable porque el IPC del Indec es un dibujo de Caloi. Es decir, no se puede pesificar sin indexar con esta inflación y tampoco podemos pesificar de facto con un IPC como el del Indec.
Querer pesificar las compras de inmuebles, particularmente en este momento, es imposible. La gente que compró inmuebles como inversión no va a vender un departamento para quedarse en pesos y colocarlos al 9% anual a plazo fijo versus una tasa de inflación de, como mínimo, el 25% anual. O no vende el inmueble y espera, con lo cual se paraliza el mercado inmobiliario, o vende y la operación se hace con dólares del mercado informal. La pregunta es, ¿por qué el que tiene dólares para comprar una propiedad va a entregar dólares que tienen más margen de suba que los ladrillos? Por lo tanto, lo más probable es que el dólar marginal siga subiendo por las restricciones a quienes no pueden comprar en los bancos, a los que quieren viajar y por las escasas operaciones inmobiliarias que se hagan que se canalizarán vía el mercado marginal.
El mensaje que ha enviado el Gobierno con las crecientes restricciones a la compra de divisas es muy claro: nos faltan dólares.
El saldo de balance comercial se ve amenazado por la muy baja cosecha de soja y maíz, más la desaceleración de Brasil, por lo tanto tendrá que presionar más sobre las importaciones. En el mejor de los casos, el Gobierno puede llegar a conseguir un saldo de balance comercial para enfrentar los compromisos de la deuda pública, pero no habrá dólares para abastecer la demanda por atesoramiento, para el pago de dividendos y utilidades, y para viajar. Todo eso deberá canalizarse en el mercado marginal.
¿Cuántos dólares tiene el Central como reservas? Al 15 de mayo declara tener US$ 47.589 millones. De esa cifra, US$ 7.003 millones son encajes en dólares que el Central le debe a los bancos y los bancos a los ahorristas. Así que, salvo que se los confisquen, no son del Central. Pero, además, el Central sigue emitiendo para comprar dólares y tiene colocado en bonos de corto plazo el equivalente a US$ 25.592 millones. Para que se entienda, si se produce una corrida financiera, la gente irá al banco a retirar los pesos, el banco le dirá al Central, tomá estos bonos, dame pesos que tengo al señor esperando en la ventanilla. El Central tendría que emitir esos pesos para dárselos a los bancos, con lo cual, al final del día buena parte de las reservas las compró contra deuda de corto plazo en pesos. Lo concreto es que el Central no tiene mucho más de US$ 15.000 millones como propios de reservas.
Es posible que el Gobierno esté razonando de la siguiente forma: dado que la actividad económica se está cayendo, si cierro el acceso al dólar y con tasas de interés reales negativas, si pesifico de facto fuerzo a que la gente no tenga más opción que consumir y con eso freno algo la caída de la actividad económica.
Si el Gobierno está pensando de esta manera, las observaciones que habría que hacer son las siguientes: a) mucha gente no tiene capacidad de ahorro y el salario se lo van a ajustar por debajo de la inflación, así que ese sector no cuenta y b) el que tiene capacidad de ahorro puede consumir o ir al mercado negro a comprar dólares en vez de consumir, por lo tanto, la jugada no es tan segura. Es más, el que tiene cierta capacidad de ahorro en general tiene mejor información y sabe que el dólar está barato. De manera que si creen que cerrando el acceso al dólar y manteniendo tasas de interés negativas van a conseguir más consumo, pueden equivocarse de punta a punta.
Por el flanco fiscal las cosas siguen complicadas. En abril los ingresos corrientes subieron 23,4% y los gastos corrientes el 28,7%. Los ingresos totales crecieron el 23,4% y los gastos totales el 29,7%, el déficit fiscal, sin contabilidad creativa, llegó a $3.849 millones, acumulando un rojo de
$12.242 millones en lo que va del año.
Las provincias están más comprometidas que el tesoro. En 2010 las transferencias automáticas subieron el 34%, en 2011 el 32%, en enero de este año el 30%, en febrero el 29%, marzo el 29% y en abril el 24%. Es decir, en abril de este año crecieron casi 10 puntos porcentuales menos que en 2010 y la tendencia es claramente a la baja, al tiempo que en abril de este año las transferencias no automáticas cayeron en términos absolutos el 14,5%. Por eso están en medio de una crisis fiscal.
Me parece que aquí se conjugan dos elementos para acelerar el proceso recesivo con crecientes problemas económicos. Por un lado el diseño de la política económica siempre fue horrible pero pudieron mantenerlo gracias a la santa soja y a Brasil. Hoy esos dos elementos no alcanzan y encima empastan más la economía con mayores regulaciones, prohibiciones y controles. Por otro lado, cada vez que algún funcionario hace alguna declaración es para asustar más a la gente.
En definitiva, a una economía muy complicada se le agrega un Gobierno que la complica más con los parches que va poniendo y, encima, cada vez que un funcionario abre la boca es para generar más pánico. En este contexto, salvo que ocurra un milagro, la recesión en el segundo semestre será un hecho.
Finalmente, volviendo a la pesificación de facto, cabe recordar que en 1975 la gente perdió sus ahorros con el Rodrigazo, en 1982 con la devaluación y la licuación de pasivos, en 1989 con la hiperinflación, en diciembre de ese año le metieron el plan Bonex y en el 2002 la pesificaron. ¿Cómo la gente no va a pensar en dólares en vez de pesos? ¿Cómo hacer para pesificar de facto la economía con este prontuario monetario que tiene Argentina? Solo a estos improvisados se les puede ocurrir semejante disparate.
 

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