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?No iremos muy lejos si no discutimos sobre la inflación?

Viernes, 08 de junio de 2012 21:04

Ante la incertidumbre que genera la actualidad económica del país, por las restricciones en la compra de dólares y la posible pesificación de la economía en el país, El Tribuno conversó con el economista e investigador de la UBA Javier Lindemboim, quien nos brindó su perspectiva sobre la actualidad.

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Ante la incertidumbre que genera la actualidad económica del país, por las restricciones en la compra de dólares y la posible pesificación de la economía en el país, El Tribuno conversó con el economista e investigador de la UBA Javier Lindemboim, quien nos brindó su perspectiva sobre la actualidad.

Lindenboim, quien se desempeña como director del Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), manifestó que el problema no es del dólar sino que el Gobierno nacional “mantiene una postura desafortunada” frente al aumento de precios, y ese es el problema de fondo.

¿Qué es lo que pasa con el dólar, Lindemboim?

Mi mirada es que si uno pone el foco en el tipo de cambio hace una mirada muy acotada. La presión sobre el dólar es un derivado de un problema más antiguo, persistente y no encarado que es el de los aumentos de los precios internos.

Pero el Gobierno desconoce la inflación o la minimiza...

Sí. Desde una expresión poco académica, el Gobierno ha ninguneado la inflación. Hace más de cinco años tomaron la decisión de ocultar el verdadero ritmo del aumento de los precios a partir de la manipulación de los índices estadísticos.

Entonces la disparada del dólar tiene que ver con la inflación...

Entiendo que el núcleo de la situación pasa por allí. También hay que analizar las políticas en materia económica. Desafortunadamente, no existe tal discusión. En el mejor de los casos, son diálogos de sordos. Los funcionarios nacionales hablan de determinadas cosas. Y los demás, no necesariamente desde una mirada opositora pero sí diferente, quieren poner el acento en otras cuestiones y dicen lo suyo pero no hay un verdadero intercambio. El Gobierno ha adoptado un camino en el que es difícil imaginarse que haya un retorno saludable.

Vamos camino a la pesificación de la economía... ¿Cómo se logra lo menos traumáticamente posible?

Hay expresiones que no sé desde donde se iniciaron. A mí modo de ver no son las más felices. Un país, si tiene soberanía lo primero que hace es tener una moneda. Nosotros podemos tener muchas críticas sobre el comportamiento interno del peso. Podemos decir que la moneda propia se está debilitando y muchas otras cosas. Pero lo que no podemos decir es que tengamos que construir algo que se llame “pesificación”, si por ello se entiende que las transacciones cotidianas se hagan con la moneda propia. Creo que con esa expresión se quieren mencionar dos cosas. Hay una parte de las actividades internas que, por razones que derivan de la propia historia inflacionaria del país, todavía se identifican con una unidad monetaria externa. Por ejemplo, la actividad inmobiliaria.

Es un tema que en los últimos días alertó a ese sector por el encarecimiento que sufrirían...

Sí, claro. Se encarecen porque sus valores se estiman no con el valor de la moneda del mercado oficial sino con la del mercado paralelo.

¿Está al tanto del proyecto oficialista de desdolarizar la compra venta de inmuebles?

Sí. Me parece que por ese lado no vamos muy lejos si no discutimos el problema de fondo, que es el inflacionario y sus respectivos orígenes.

¿Y cuál es el porcentaje de inflación que se proyecta para lo que resta del año?

Desafortunadamente, al no tener un índice oficial como corresponde, hay estimaciones que derivan de muy diversos lugares. Incluso las consultoras privadas que hacían estos índices se les prohibió, con amenazas implícitas y explícitas de por medio, estas estimaciones que nos acercaban a la realidad. Estas estiman que la inflación superaría el doble de la proyección de lo que plantea el Indec, es decir, por encima del 20%.

¿Qué capacidad de ahorro pueden tener ciertos sectores de la sociedad en la actualidad?

Es un problema y una que un sector grande de la sociedad lo tiene. Algunos buscarán generar consumos que pensaban realizarlos más adelante en bienes durables, lo cual es muy bueno para la dinámica de consumo del país pero muy malo para la perspectiva económica de Argentina. Lo que se está haciendo es coartando más la actividad de inversión que necesita una economía para acrecentarse la disponibilidad de bienes y servicios. Lo que puede aumentar en la persona que incrementa su consumo termina siendo nefasto para el conjunto de la sociedad y a largo plazo, si no se cambian las cosas, para la propia persona.

Para esto el Gobierno debería tomar medidas contracíclicas...

Lo que pasa es estamos encerrados ante medidas de política económica o peor, a la ausencia de medidas económicas y a la toma por parte del Gobierno de medidas aisladas circunscriptas a creer que se puede frenar la ausencia de políticas económicas con medidas de restricción o de tipo policial.

Por ese camino creo que a la Argentina le va a costar mucho encontrar un sendero de crecimiento de desarrollo, de bienestar y de inclusión, como dicen las consignas oficiales.

¿La reforma a la Carta Orgánica del BCRA y las trabas a la importación responden al mismo problema?

Creo que van en la misma dirección que las otras medidas. Ante la resistencia a construir un diagnóstico racional, ante la resistencia a construir una estrategia de largo plazo, se tiene que apuntar a medidas que contribuyan a salir del paso para lo cual hacen falta que el Gobierno nacional mantenga el manejo de la caja en pesos y de la caja en dólares.

Ambas medidas van en esa misma dirección. Resuelven el problema de paso, pero siembran de incertidumbre el futuro próximo.

En medio de todo esto están los reclamos salariales, los actuales y los que están por venir... ¿Los aumentos son los causantes de una mayor inflación?

Las demandas por aumentos salariales, que ciertamente generan tensión social, no son causantes de la inflación. Más bien, se trata de una consecuencia y no de una causa.

En este contexto, ¿el Gobierno va a poder mantener el crecimiento económico?

Todas las estimaciones que se van recibiendo indican que las previsiones para este año van a ser menores que las del año pasado, pese a que todavía no está muy claro cuál fue el crecimiento en 2011 por los mismos problemas con las estadísticas. Supongamos que el año pasado tuvimos un crecimiento del 7,8%, lo máximo a lo que se puede aspirar este año es que vayamos a estar en la mitad.

En realidad, a medida que van pasando los meses, los distintos ámbitos que realizan estas estimaciones van disminuyendo el número de la proyección de esas estimaciones por las perspectivas que hay.

Es probable que haya algún tipo de crecimiento. Pero será significativamente pequeño en comparación con los años anteriores.

Y este sendero, desafortunadamente, no augura que el año que viene vayamos a revertir la situación, porque las medidas generales van a seguir apuntando a salir del paso, no construyendo un camino que nos llene de optimismo para el futuro.

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