El sacrificio es el común denominador de los jugadores salteños que se fueron a probar suerte en los clubes grandes de Capital Federal y lograron mantenerse. La historia de Nicolás Macaroff, el chico de Rosario de Lerma que salió de Juventud Antoniana y partió hace cinco años hacia Buenos Aires en busca de su sueño, es dura y sacrificada; pero ya comienza a dar sus frutos.
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El sacrificio es el común denominador de los jugadores salteños que se fueron a probar suerte en los clubes grandes de Capital Federal y lograron mantenerse. La historia de Nicolás Macaroff, el chico de Rosario de Lerma que salió de Juventud Antoniana y partió hace cinco años hacia Buenos Aires en busca de su sueño, es dura y sacrificada; pero ya comienza a dar sus frutos.
Nico juega en reserva, hace menos de un mes salió campeón de la Copa Libertadores en su categoría y cada vez está más cerca de su objetivo: jugar en Primera División. “Llegué a los 15 años a Buenos Aires, tuve que estar en una pensión en Floresta, viajar por una hora y media hasta River y pasar por muchas cosas feas”, así explicó Nico cómo fueron sus comienzos en el club de sus amores, del cual es hincha fanático. “Me tocó estar en la mejor categoría de River en aquel tiempo, la que ganaba todo. Y con sacrificio y humildad pude llegar adonde estoy hoy, a la reserva”, contó Macaroff, quien juega de volante central.
De todos los momentos que vivió con River el más doloroso fue el descenso a la B Nacional. “Lo viví en Salta, fue duro; y peor aún para nosotros porque en la B no había torneo de reserva. Entonces nosotros no tuvimos continuidad. Sin embargo, bajamos a cuarta y salimos campeones; pero no fue lo mismo”, relató.
La contracara de aquel momento se dio hace menos de un mes, cuando su división ganó la Copa Libertadores Sub-20. “Fue una experiencia relinda: nos cruzamos con equipos importantes y nos sirvió para tener continuidad. Cuando salimos campeones, lo primero que pensé fue en mi familia: todos me apoyaron y, además, fue la primera vez que me vieron por tele”, contó el jugador.
Nico se mostró como un pibe maduro y con los pies sobre la tierra al contar su sueño: “Mi aspiración es ahora sumar la mayor cantidad de minutos en reserva, mostrarme y, de tener alguna oportunidad, aprovecharla. Es complicado llegar a primera, más en el puesto en el que estoy porque hay muchos jugadores. Si no se me da en River, será en otro lado; pero yo voy a dar todo de mí para que sea en este club que amo”.
Por mantenerse desde hace casi cinco años en uno de los clubes más grandes del país y ya jugar en reserva, Nico es el ejemplo a seguir de muchos chicos salteños. “Entrenando, con sacrificio y humildad, siempre las cosas se van a dar. Yo nunca imaginé estar en River y ganarme un lugar, pero siempre peleé. Me perdí toda mi adolescencia luchando por mi sueño y ahora estoy donde quise estar siempre. Solo espero poder llegar a Primera”, definió.
MACAROF MARCANDO AL CHORI.
Tras haber salido campeón en River con la séptima división, la quinta y la cuarta, a Nicolás le tocó llegar a la reserva. Y fue en esta categoría en la que tuvo más contacto con las figuras de Primera División.
Todos los días en los que el equipo de Matías Almeyda hacía fútbol, Macaroff hizo de sparring. “Con Almeyda siempre tuve un buen trato, me pedía constantemente que trate de marcarlo al Chori (por Alejandro Domínguez). Al principio me sentía extraño con todos los de la primera; pero después, viéndolos todos los días entrenar, me sentía como uno más”, contó Macaroff.
Luego el juvenil salteño se mostró conmovido al contar: “A quien sí lo pude conocer mejor fue al Burrito Ortega cuando estaba en el club. Un día me animé y me arrimé a él, le dije que era de Salta y, desde ese momento, siempre me reconoció y me habló. Fue todo un sueño para mí porque es mi ídolo”.