La sensualidad de la zamba norteña, la alegría de la chacarera santiagueña, la cadencia de los ritmos litoraleños y la fuerza del malambo conformarán el paisaje musical que el Ballet Salta pondrá en escena hoy, a las 21.30, en el Teatro Provincial. Para celebrar sus 42 años de trayectoria, la compañía dirigida por Marina y Hugo Jiménez presentará el espectáculo “Salta de fiesta”, junto a Cuti y Roberto Carabajal.
Marina y Hugo Jiménez tienen muchos motivos para sentirse orgullosos del camino que eligieron al frente del Ballet Salta. En 42 años, lograron consolidar una compañía que recorre el mundo con la cultura de nuestra provincia como estandarte. Fueron cuatro décadas de sacrificio en las que tuvieron que irse de Salta y vivir en Buenos Aires para poder alcanzar sus metas artísticas. Y aunque están pensando en una despedida digna, con un espectáculo que tenga su punto culmine en Salta, sienten que todavía tienen proyectos por cumplir.
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La sensualidad de la zamba norteña, la alegría de la chacarera santiagueña, la cadencia de los ritmos litoraleños y la fuerza del malambo conformarán el paisaje musical que el Ballet Salta pondrá en escena hoy, a las 21.30, en el Teatro Provincial. Para celebrar sus 42 años de trayectoria, la compañía dirigida por Marina y Hugo Jiménez presentará el espectáculo “Salta de fiesta”, junto a Cuti y Roberto Carabajal.
Marina y Hugo Jiménez tienen muchos motivos para sentirse orgullosos del camino que eligieron al frente del Ballet Salta. En 42 años, lograron consolidar una compañía que recorre el mundo con la cultura de nuestra provincia como estandarte. Fueron cuatro décadas de sacrificio en las que tuvieron que irse de Salta y vivir en Buenos Aires para poder alcanzar sus metas artísticas. Y aunque están pensando en una despedida digna, con un espectáculo que tenga su punto culmine en Salta, sienten que todavía tienen proyectos por cumplir.
Tres generaciones de artistas
“En 42 años hemos podido llevar el nombre de nuestra provincia por todo el mundo. Recorrimos lugares con otras costumbres y no necesitamos la palabra, porque la danza es lo primordial en un espectáculo foráneo”, sostiene Marina Jiménez.
Pero quizás el premio más grande para esta pareja de bailarines y compañeros de vida es haber podido contagiar su amor por la danza a sus hijos, Diego y Aníbal, y a sus nietos, Emanuel y Guadalupe. Tres generaciones de artistas que hicieron de la danza en sus diversas expresiones un modo de vida.