Entre los jóvenes del interior salteño el desánimo sobre el futuro, la ausencia de diálogo con los adultos y la falta de oportunidades de desarrollo, entre otros, se unen a la inmediatez de la mirada adolescente, en la que las actividades del fin de semana se erigen como el objetivo último hacia el cual se encaminan todas las acciones.
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Entre los jóvenes del interior salteño el desánimo sobre el futuro, la ausencia de diálogo con los adultos y la falta de oportunidades de desarrollo, entre otros, se unen a la inmediatez de la mirada adolescente, en la que las actividades del fin de semana se erigen como el objetivo último hacia el cual se encaminan todas las acciones.
El Tribuno realizó una encuesta en ciudades del interior de la provincia a jóvenes de entre 14 y 20 años.
Qué opinan sobre el futuro, cuáles son sus perspectivas y proyectos de vida, qué les gusta hacer y qué no, y cómo es su presente fueron algunas de las cuestiones abordadas.
La mayoría de los consultados en el interior, salvo en General Gemes y en Rosario de la Frontera, manifestó no tener proyectos de vida ni perspectivas ante la falta de oportunidades, principalmente en sus lugares de origen. Coinciden en la postergación del interior en relación con la capital.
En el norte de Salta una abrumadora mayoría destaca que, para poder progresar, debe emigrar, percepción que se repite en otros puntos de la provincia, como General Gemes.
La droga cobró protagonismo y chicos y jóvenes se mostraron preocupados en todas las localidades. Todos los encuestados coincidieron en que son ignorados por los adultos y se sienten incomprendidos.
A los corresponsales de El Tribuno les dijeron que los amigos, pasarla bien y las salidas del fin de semana, son sus principales inquietudes, lo que evidencia una mirada sobre la vida más inmediata, anclada en el “aquí” y en el “ahora”; una mirada que parecería protegerlos de la incertidumbre que les genera el futuro.
Falta de oportunidades
Los adultos y adolescentes consultados en el Valle de Lerma coincidieron en que un presente frágil y un futuro incierto son parte de la vida.
Solo unos cuantos chicos, con un marcado nivel de instrucción y seguros de poder seguir capacitándose, respondieron que la única manera de salir adelante es a través del estudio. No obstante, destacan que quienes logran un título superior se topan con una dura realidad laboral, marcada por las pocas posibilidades de trabajo.
Una gran cantidad de jóvenes respondió que se sienten desanimados y descreídos sobre su futuro, ya que consideran que la sociedad no les da espacio y que, en muchos casos, son discriminados. Varios que viven en asentamientos de El Carril y Rosario de Lerma señalaron que se sienten marginados por su condición económica, su forma de vestir y color de piel.
Muchos destacaron también que sus vidas son monótonas y hasta sin sentido, como consecuencia de conflictos familiares, falta de dinero, violencia y marginación social.
La relación con los adultos
La indiferencia de los adultos y la falta de comprensión sobre lo que sienten los chicos se evidencia en un dato alarmante: algunos jóvenes admitieron hacer “quilombos” en las calles para llamar la atención de sus familiares porque no se sienten escuchados. Coincidieron en que su principal interés es juntarse con amigos.
Por su parte, la mayoría de los adultos consultados responsabilizó a la sociedad por los problemas de los jóvenes con las adicciones y la violencia. Aseveran que la causa principal es la falta de trabajo y de posibilidades de progreso. Todos coincidieron, llamativamente, en que sí escuchan a sus hijos.