Nicolás Bierti nació en Salta y, con apenas 21 años, vive en China desde agosto de 2010.
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Nicolás Bierti nació en Salta y, con apenas 21 años, vive en China desde agosto de 2010.
Fascinado por el progreso constante del gigante asiático y seguro de que el futuro de la humanidad depende de esa cultura, comenzó a estudiar el mandarín en nuestra provincia y se lanzó a la conquista de la patria que vio nacer a Mao Tse-tung y Lao Tsé.
Una vez allá lo perfeccionó mientras recorría el inmenso, variado y enigmático país. Durante un año vivió en la ciudad de Changchun, capital de Jilin, hasta que el año pasado decidió estudiar Ingeniería Civil en Harbin, más conocida como la “Ciudad del Hielo”, capital de la provincia de Heilongjiang, donde las temperaturas invernales caen a más de -40º.
“Esta región también es llamada "La Rusia Oriental', porque está ubicada al noreste de China, cerca de Rusia, Mongolia y Corea del Norte. Es frío en invierno: las temperaturas llegan hasta los -45º”, comenta vía Skype este aventurero salteño.
“Es un clima muy duro, sobre todo para personas como nosotros, que no estamos acostumbrados a estos extremos, máxime en una zona donde el invierno dura cerca de ocho meses. En esa prolongada estación oscurece a las 15 y amanece a las 8. Tenemos solo siete horas de día. Durante el verano, que es muy húmedo y ventoso, amanece a las 3 y oscurece a las 20”, cuenta Nicolás a El Tribuno.
La vida de estudiante
“Vivo en el campus universitario, como todos los estudiantes. Allí hay miniciudades, en las que se pueden encontrar bancos, hospitales, bares y restaurantes con diferentes tipos de comidas: china, rusa, coreana, kazajstana, musulmana, entre otras. También hay estación de policía, fábricas y rascacielos. Yo actualmente vivo en el piso 26, en un departamento que comparto con un amigo africano. La mayoría de los estudiantes somos extranjeros, mayormente de Rusia, países árabes, Estados Unidos, India y Africa. Todos están solos como yo en esta heladera de 10 millones de habitantes, donde es muy difícil encontrar hispanoparlantes. Es difícil acostumbrarse, pero de a poco y con mucha fuerza de voluntad se puede. Al principio no fue fácil y no solo por las barreras idiomáticas, sino por la gran diferencia cultural, las costumbres, las comidas y el clima”.
¿Cómo es que se te ocurrió irte a China?
Yo tengo el espíritu libre de mi abuelo Ramón del Rey. El se fue de su país, España, siendo más chico que yo para vivir en Argentina. Soy hijo único y cursé mi secundario en el colegio San Pablo. Después me acerqué al famoso taller de Física al Alcance de Todos, que dicta en la UNSa el profesor Daniel Córdoba. Luego estudié durante un año y medio Ingeniería Civil. La verdad es que nunca me presenté en las Olimpíadas de Física y dejé el taller, pero hice buenos amigos y nunca perdí el contacto con la gente y el ambiente universitario de Salta. En 2009 comencé a tomar clases de chino con la profesora Lihue Kao, en la Universidad Católica y en Pro Cultura Salta. Ella me recomendó y al final me gané una beca del Gobierno chino.