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La ficción de los subsidios en la Argentina

Viernes, 10 de agosto de 2012 18:36

El mundo atraviesa un nuevo “bajón” financiero. Los estados comenzaron a reducir el gasto público.

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El mundo atraviesa un nuevo “bajón” financiero. Los estados comenzaron a reducir el gasto público.

Países liberales (Estados Unidos), moderados (Alemania) y socialistas (Suecia), implementaron fuertes reducciones en los gastos del Estado. En la mayoría de los casos redujeron fomentos estatales y ajustaron gastos elementales.

En Latinoamérica, países como Chile, Brasil, Perú y Colombia iniciaron procesos similares y de esta manera enfrentan con solvencia los efectos de una crisis que prometía ser mayor.

Sin embargo, nuestro país avanzó en sentido opuesto. Bastaría con decir que el gasto público aumentó un 30 por ciento durante 2011 y seguirá aumentando.

El panorama

La “desesperación” del Gobierno por reducir el gasto es solo otra ficción política.

La Presidenta y “sus” gobernadores saben que eso es imposible. Argentina vive en función del gasto público.

Sería como quitarle las alas a un avión en pleno vuelo: caería como un misil a tierra. La gran mayoría de los argentinos vive del Estado. Como empleados públicos, como jubilados o como subsidiados.

Son pocos los argentinos que no pertenecen a alguno de estos sectores y de esta manera periódicamente concurren a cobrar su porción de “gasto público”. Advertir los números de esa porción provoca escalofríos.

Compartamos el escalofrío: de los $9.600 millones que el Gobierno provincial gastará durante 2012, $6.000 millones se usarán para pagar sueldos públicos y $3.000 millones más para subsidios, actividades políticas, gastos de funcionamiento e insumos (ver infografía). Con lo que queda intentará gobernar la Provincia.

No se vaya todavía: el Gobierno nacional, con $570.000 millones presupuestados como gastos en 2012, pagará sueldos públicos por valor de $60.000 millones, en jubilaciones gastará $170.000 millones más y $120.000 millones en subsidios al sector privado.

Entre pago de deudas y coparticipación que envía a las provincias se irá el resto y con la Anses hará un poco de ruido.

Estado millonario

El Estado argentino es millonario. Alcanzaría con decir que en el mundo son contadas con los dedos de una mano las empresas que gastan $9.600 millones en un año (caso Salta) y no existe la que gaste $570.000 millones (caso Nación). No ingresa poco. Se gasta mucho.

Ni los países socialistas de Europa ni las dictaduras de Medio Oriente tienen el gasto público de Argentina.

Los gobiernos argentinos no reducen gastos porque no tienen gasto posible de ser reducido. El gasto posible de reducir es el flexible, también llamado voluntario. En ese caso, obras y reformas que pueden postergarse para más adelante.

Los gastos

Nuestros gobiernos no tienen gastos flexibles, solo tienen gasto rígido. No puede reducirse ni postergarse. Reducir el gasto “rígido” sería, por ejemplo, bajar los sueldos de los empleados públicos.

En Argentina 16 millones de personas dependen de ese gasto. Si usted fuese presidente ¿lo haría?

La ausencia de políticas de Estado en los últimos 4 años dejó secuelas. Deben encararse políticas de creación de empleos privados e insertar allí parte del empleo que el Estado absorbió para ganar elecciones.

 

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