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Buscarle la quinta pata al gato

Martes, 14 de agosto de 2012 03:56

Hoy continuaré comentando, de la mano de Héctor Zimmerman algunos otros dichos y refranes que utilizamos los argentinos.

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Hoy continuaré comentando, de la mano de Héctor Zimmerman algunos otros dichos y refranes que utilizamos los argentinos.

El primero es el que otorga el título a este artículo: “buscarle la quinta pata al gato” que tiene su correlato en “buscarle la tercera pata al gato” o bien “buscarle tres pies al gato”. Está claro para nosotros que, normalmente, no utilizamos esta última opción.

La “Enciclopedia Universal Sopena” afirma que buscar uno, cinco o tres pies al gato, como frase familiar, significa “empeñarse temerariamente en cosas que pueden acarrearle daño o perjuicio”. Zimmerman cita a María Moliner quien define esta frase como buscarle complicaciones a un asunto que, de por sí, no las tiene. Y sobre las versiones del dicho que atribuyen al felino tres o cinco extremidades, aclara que ninguna de ellas cambia, a esas versiones, el sentido. Sin embargo, otros las interpretan distinto. En la que habla de tres patas, “se refiere a lo fácil que resulta criticar: frente a cualquier minino, sea persa o atorrante, hasta el más torpe encuentra los tres pies requeridos”. Sobre la versión de las cinco patas, el sentido sería no querer aceptar, por mala fe o ignorancia, la realidad tal cual es. También cita una cuarteta anónima que, según él, resume muy bien ese dilema trivial: "El normal cuatro presenta; tres, si le falta una sola y cinco si, quien las cuenta, toma por pata la cola”.

Por su parte, Iribarren, el español que escribió sobre el porqué de los dichos, agrega que este se refiere, propiamente, a quien tienta la paciencia de alguno, con riesgo de equivocarse e, impropiamente, a los que con sofismas y embustes procuran obtener algo imposible. En cuanto a las dos versiones a las que antes me referí, aclara: “Más corriente ha sido decir "cinco pies', y parece más propio: lo uno porque hallar "tres pies' a quien tiene "cuatro' es cosa fácil y nada ocasionada a pendencias, mientras que hallarle cinco es imposible; y lo otro, porque solía añadirse: "y no tiene sino cuatro', y aun esta otra coletilla: "no, que son cinco con el rabo'”.

Comerse un garrón

Sobre "garrón', anota el DRAE “espolón de un ave”. Zimmerman añade que es la parte de la pata de las reses contigua a la pezuña, por donde se cuelgan después de muertas. Pero también el “Diccionario de americanismos en Salta y Jujuy”, de Osán y Pérez Sáez, cita a Corominas que dice: “La parte del tendón que media entre el talón y el músculo de la pantorrilla, en América aplicado por lo común al caballo, pero también al hombre, como en Aragón y Murcia”. En la cultura rioplatense, esta frase alude a algo inútil para el consumo de la gente, por lo que es imposible de tragar. Según el autor de “Tres mil historias...”, surgió en el campo, incorporándose después al lenguaje familiar y coloquial con el significado de que se quiere atribuir a alguien algo que realizó en una actuación en la que no tuvo arte ni parte. Asimismo, se trata de una expresión del ámbito carcelario consistente en culpar a otros por una condena que se está sufriendo. Y, para corroborarla, trae a colación una noticia policial de La Nación en la que se informa que un individuo “se comió un garrón” por salvar a la mujer que había sido su instigadora. Tanto es así que el verbo "garronear' abriga el sentido de "conseguir algo a fuerza de pedidos o malas artes'. Y culmina el autor: “Comerse un garrón de vez en cuando es parte inevitable del trato con seres que se empeñan en devaluar a cada rato la moneda de una convivencia amable”.

Concluyendo con el análisis de este compuesto, vayamos a lo que opina el “Diccionario del habla de los argentinos”, de la Academia Argentina de Letras: se trata de una frase figurada coloquial que significa "tener que soportar inesperadamente una situación desagradable'. Por otra parte, "garronear' es morder el perro los garrones de un animal o los talones de una persona, en sentido real; sin embargo, en sentido figurado es frase coloquial que quiere decir "pedir algo con insistencia', según ya lo habíamos comprobado. Este diccionario anota más de veinte usos en la lengua escrita acerca de la frase que comentamos.

Como bola sin manija

Siguiendo al diccionario últimamente citado, “andar como bola sin manija”, una frase figurada coloquial, significa "hallarse desorientado'. Además, en la segunda acepción que ofrece, informa que "bola' es una apócope de boleadora, en el ámbito campesino, pero también puede haber pasado al urbano.

Zimmerman da su propia explicación al dicho: “Usadas primero por los indios, las boleadoras fueron para el gaucho un arma contundente y un elemento para cazar guanacos y avestruces. Se componían de dos bolas -o a veces tres- de cuero sujetas por tiras del mismo material de unos dos metros de largo. La "manija' de la boleadora es la bola menor, la que empuña quien se dispone a hacer el tiro para golpear a las otras. "Pobre como lagartija / y sin respetar a naides / anduve cruzando el aire / como bola sin manija', se lee en la segunda parte del Martín Fierro. Una "bola sin manija' es un contrasentido. Algo así como un martillo sin mango. Ese es el significado que dio al dicho la gente del campo y con la misma intención pasó al léxico de la ciudad. Quien anda en esas condiciones está condenado a la desorientación y el vaivén. A rebotar en todos lados como bolita de flipper”.

El citado diccionario de Osán y Pérez Sáez, en su quinta acepción respecto a la palabra "bola', informa sobre "andar como bola sin manija': “Quedarse desorientado, sin dirección ni rumbo”.

En relación con esta palabra, "bola', es interesante la variedad de sentidos, pero también de dichos y frases que origina: boleadoras, testículos, corte de carne, cuerpo esférico de cualquier materia, entre otros. En cuando a frases: “andar como bola sin manija”, ya analizada; “dar bola”, con el sentido de atender o escuchar; “dejar correr la bola”, divulgar noticias inquietantes o infundadas; “estar en bolas o en pelotas”, sin nada; “cambiar la bola”, modificar la dirección, y muchas más.

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