“Ehhh, pasala para aquí. Goool”. “Qué capo!”; así lo alaban los compañeros al goleador. Dan una vuelta al arco, con sesgo olímpico, se abrazan y hasta se enciman. Es de noche y el tiempo parece que no corre para los niños y adolescentes que a diario se juntan a jugar al fútbol, al básquet y al voley en los playones deportivos de los barrios.
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“Ehhh, pasala para aquí. Goool”. “Qué capo!”; así lo alaban los compañeros al goleador. Dan una vuelta al arco, con sesgo olímpico, se abrazan y hasta se enciman. Es de noche y el tiempo parece que no corre para los niños y adolescentes que a diario se juntan a jugar al fútbol, al básquet y al voley en los playones deportivos de los barrios.
La pelota está desgastada, la cámara descubierta y con varios “pupos”. Los chicos de San Francisco Solano dicen que pueden participar en “picaditos” o campeonatos hasta que se cansan o hasta que una madre pega el grito: “ Martín, adentro, ya es tarde. Mañana tenés que ir a la escuela”. En cambio, los adolescentes y jóvenes pueden quedarse hasta las 2 o 3 de la mañana. Ponen el altavoz del celular y compiten con cumbia de fondo. “Con los vagos armamos tres equipos. A veces hacemos diez partidos y la revancha. Después solo querés ir a bañarte y dormir. Muchos estudian, otros trabajan. Hace frío pero nos gusta”, comenta Matías (19).
El playón deportivo de San Francisco Solano está iluminado. Según los vecinos, lo inauguraron hace tres meses. “Estaría piola que en este terreno (señala un espacio al lado) pongan máquinas para hacer gimnasia o para hacer boxeo”.
Los changos reniegan porque siempre se vincula a la juventud con las drogas y no con los deportes. Al andar por la Salta nocturna se puede ver que en las canchas deportivas del Gobierno y en las plazas hay interés en sudar las camisetas.
En Solidaridad, “El Gringo” y el Enzo, dos salteños de 17 años, entrenan a sus vecinos de 7 y 8 años para coronarse en el torneo “Cebollitas”.
En esta época están pendientes de los Juegos Olímpicos. ¿Qué otro deporte les gustaría aprender? La mayoría responde natación, aunque en la zona sudeste no cuentan con una pileta. “Yo aprendí en el Xamena”, aseguró Martín. Otro chico resalta: “Yo en el río!”.
En los playones que recorrió El Tribuno los adolescentes consideraron que atraería a más personas si se dictan clases de handball, básquet, tenis, hockey y atletismo. En la mayoría de los predios se juntan después de las 20 y hasta la madrugada.
Matías reflexiona: “Nos gustaría que en estos barrios también pongan aparatos de gimnasia que ya hay en el cerro y en Tres Cerritos. No nos discriminen, los vamos a cuidar”, dijo.