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Una pareja de ancianos vive en una vereda

Viernes, 24 de agosto de 2012 11:31

La imagen es tormentosa. Una pareja de ancianos de 74 años vive en una vereda de calle Laprida al 700.

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La imagen es tormentosa. Una pareja de ancianos de 74 años vive en una vereda de calle Laprida al 700.

Carmen y Fermín quedaron en la calle el pasado martes cuando fueron desalojados por la Policía de la Provincia de la casa que alquilaban en Laprida 715.

Vivieron en esa propiedad durante 12 años hasta que una nueva persona compró el inmueble y decidió desalojarlos.

La nueva dueña había decidido tirar todo abajo y con eso dictaba sentencia a la estadía de los viejitos en el lugar.

Ellos pagaban 500 pesos mensuales y ya se habían acostumbrado al lugar y a los vecinos.

Buscaban dónde mudarse

Los dos abuelos se encontraban buscando un lugar para mudarse, pero donde pagaran el mismo alquiler actual; sin embargo, se dieron con que la realidad era diferente, ya que los precios excedían sus posibilidades. Siguieron buscando y al final llegó el día del desalojo.

Fermín relató, envuelto en llanto, que fueron innecesarias las actuaciones por parte del juez y de la Policía de la Provincia, quienes los expulsaron de manera violenta.

Y allí quedaron, con sus bultos, sus muebles y su dignidad en la vereda. Allí duermen, comen y resisten la intemperie.

No se pueden despegar de sus cosas para ir a buscar otra casa porque se las robarán.

Ya les sacaron una bicicleta el miércoles a la tarde tras un descuido.

Carmen tiene miedo de que llegue el fin de semana y continúen allí cuando funcione el local bailable de Laprida y Orán, porque asegura que el descontrol a la madrugada en esa zona es total.

La solución

Lo que piden ellos es certidumbre, que alguien les alquile un lugar para vivir y que puedan quedarse tranquilos.

Sucede también que hay viviendas para arrendar. Lo que pasa es que piden por arriba de los 2 mil pesos por el alquiler y ellos tienen sendas jubilaciones mínimas.

Pueden pagar, pero no tanto; si no, no podrían vivir.

Carmen baja la cabeza, se resigna y dice que se iría a cualquier lugar con tal de dejar esa vereda.

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