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Violó a una nena de 3 años y la Policía lo salvó de ser linchado

Lunes, 06 de agosto de 2012 01:37

Una jornada signada por la violencia sexual vivió ayer la ciudad de Tartagal, en el norte provincial, al tomar estado público dos violaciones que conmocionaron a la ciudad: el abuso en banda de una adolescente, en una cancha de fútbol, y un incalificable ataque sexual en contra de una niña de tan solo tres años de edad, perteneciente a la etnia chorote.

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Una jornada signada por la violencia sexual vivió ayer la ciudad de Tartagal, en el norte provincial, al tomar estado público dos violaciones que conmocionaron a la ciudad: el abuso en banda de una adolescente, en una cancha de fútbol, y un incalificable ataque sexual en contra de una niña de tan solo tres años de edad, perteneciente a la etnia chorote.

La pequeña fue abusada en horas de la tarde por un vecino de la Misión Chorote, perteneciente a esa etnia, lo que gatilló la ira de su pueblo. Un centenar de personas buscó incansablemente durante más de dos horas, maza en mano, a Braulio González, alias “el Chato” (28), con intenciones de hacer justicia por mano propia. Al verse frustrados en su objetivo, solicitaron la ayuda policial, cerca de las 17.

La fuerza policial movilizó a todo el personal disponible, incluso el de la Brigada de Investigaciones, y antes de las 20 de ayer los principales acusados de los delitos narrados ya estaban a disposición de la Justicia.

La jornada de ira para el pueblo aborigen comenzó a las 16.30 en Misión Chorote, al este de Tartagal, a la vera de la ruta 34. Una mujer de esa etnia halló a la niña completamente ensangrentada y casi sin habla, en un descampado de la misión aborigen.

Los hombres de la comunidad, anoticiados del abuso sufrido por la pequeña, salieron rápidamente en busca de un joven, a quien identificaron como el sujeto que había sacado a la pequeña desde un grupo de niñas que jugaban en un patio cercado de la misión.

Las mujeres, mientras tanto, trasladaron a la niña hacia una sala de primeros auxilios, desde donde fue derivada hacia el hospital Juan Domingo Perón.

Informada la Policía del ingreso de la niña abusada, intentó comunicarse con los caciques de la misión, pero la respuesta fue: “Los hombres están rastreando a un "condenado'”.

Una hora después, la fuerza policial cercó los lotes de las distintas misiones aborígenes y los principales caminos de acceso hasta que los chorotes, frustrados en la búsqueda, permitieron el acceso a sus comunidades de casi un centenar de efectivos, quienes ingresaron casa por casa y lote por lote. En todo momento, los acompañaron los aborígenes en busca de venganza.

Al atardecer, un sargento de la Policía halló el rastro del fugitivo y lo encontró en soledad, cerca de una cortada de ladrillos. El violador, identificado como el Chato González, se hallaba sentado detrás de un montículo de tierra y comía arvejas al natural de una lata, cuando fue sorprendido y reducido. Rápidamente, la Policía hizo un cordón de seguridad para evitar que la furia de los chorotes terminase con la vida del abusador. En tanto, ante la gravedad del cuadro de la niña, familiares solicitaron el avión sanitario, aunque finalmente la pequeña fue trasladada a Salta en ambulancia.

 

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