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La sucursal del Banco Nación está colapsada

Lunes, 10 de septiembre de 2012 10:39

Clientes de la sucursal de General Güemes del Banco Nación manifestaron esta mañana su enojo, al igual que en otras oportunidades, por la fatal de comodidades mínimas a la hora de realizar sus trámites. Las lasrgas filas para ser atendidos comienzan en la noche y duran hasta 12 horas, hasta que la gente llega a las ventanillas.
Esta situación se profundizó con el traspaso masivo de los beneficiarios de los distintos planes sociales a esta entidad, lo que generó un caos los días de cobro debido a la poca capacidad operativa con la que cuenta este banco.
Hubo hasta personas desmayadas debido a las largas esperas. Los momentos más críticos se viven cuando se cierran las puertas y la gente debe retirarse sin haber cumplido con su cometido. Es decir, que al día siguiente debe vivir el mismo calvario.
Esta vez, las habituales quejas se transformaron en insultos agresivos hacia el personal policial que, voluntariamente, hacia entrega de los números. Tales fueron las manifestaciones de fastidio, que hubo tomó intervención el Servicio de Emergencias 911 para evitar posibles disturbios.
Los empleados se quedan más allá de sus horarios, la gerencia gestiona una solución pero “para los de arriba”, según dijeron, pareciera que el problema es menor. Aumentar el número de personal y uno o dos cajeros automáticos podría ser parte de la solución.

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Clientes de la sucursal de General Güemes del Banco Nación manifestaron esta mañana su enojo, al igual que en otras oportunidades, por la fatal de comodidades mínimas a la hora de realizar sus trámites. Las lasrgas filas para ser atendidos comienzan en la noche y duran hasta 12 horas, hasta que la gente llega a las ventanillas.
Esta situación se profundizó con el traspaso masivo de los beneficiarios de los distintos planes sociales a esta entidad, lo que generó un caos los días de cobro debido a la poca capacidad operativa con la que cuenta este banco.
Hubo hasta personas desmayadas debido a las largas esperas. Los momentos más críticos se viven cuando se cierran las puertas y la gente debe retirarse sin haber cumplido con su cometido. Es decir, que al día siguiente debe vivir el mismo calvario.
Esta vez, las habituales quejas se transformaron en insultos agresivos hacia el personal policial que, voluntariamente, hacia entrega de los números. Tales fueron las manifestaciones de fastidio, que hubo tomó intervención el Servicio de Emergencias 911 para evitar posibles disturbios.
Los empleados se quedan más allá de sus horarios, la gerencia gestiona una solución pero “para los de arriba”, según dijeron, pareciera que el problema es menor. Aumentar el número de personal y uno o dos cajeros automáticos podría ser parte de la solución.

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