Un hombre, mayor de edad y conocido vecino de San Ramón de la Nueva Orán, en el norte provincial, protagonizó jornadas pasadas un incidente con tinte cinematográfico en el casino electrónico de la esquina de López y Planes y Pellegrini, en pleno centro de la ciudad.
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Un hombre, mayor de edad y conocido vecino de San Ramón de la Nueva Orán, en el norte provincial, protagonizó jornadas pasadas un incidente con tinte cinematográfico en el casino electrónico de la esquina de López y Planes y Pellegrini, en pleno centro de la ciudad.
Según los comentarios de los testigos, habitués de las distintas salas de juego que tiene la ciudad norteña, el hombre acusado de causar los destrozos venía perdiendo mucho dinero, jornadas tras jornadas, y cuando prácticamente quedó en la calle comenzó a proferir todo tipo de insultos, primero a las máquinas de videopóker, después a las empleadas, luego al Gobierno -según él, por permitir tamaña estafa- y cuando todo parecía que se encaminaba como siempre -es decir, el perdedor se retira cabizbajo y meditabundo-, el ludópata agarró a golpes de puño a una de las máquinas, para proseguir con la siguiente, a la que le asestó una andanada de patadas y piñas y así sucesivamente hasta ganar la calle, desde donde dijo que iba a volver “para pedir la autoexclusión”.
Antes de que el personal de seguridad pudiera detenerlo, el sujeto escapó por una puerta lateral y se fue a su casa sin mayores contratiempos, más allá de los relatados.
La mayoría de los presentes indicó que el iracundo jugador es muy conocido por su afición a los juegos de azar y un asiduo concurrente a esa sala y que, desgraciadamente, le tocó una racha bastante larga de sinsabores, tanto en ruleta como en el póker.
La empresa del casino informó a través de uno de sus empleados, según el testigos, que la reacción del irascible sujeto está plenamente documentada por medio de las cámaras de seguridad que tiene el local de videojuegos, pero que la misma desistió de hacer la respectiva denuncia policial por daños.