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Unos 1.500 devotos caminan por la Puna para llegar al Milagro

Sabado, 15 de septiembre de 2012 00:55

Era de noche todavía cuando la interminable columna humana que caminaba por la ruta 51 llegaba al paraje Chorrillos para desayunar. Minutos después de las 6, una sirena, luces de autos y de motos, más un par de bombas de estruendo anunciaban que llegaban al lugar los peregrinos de San Antonio de los Cobres, el grupo más numeroso de los que por estos días recorre caminos salteños para llegar a los pies de los patronos, en la Catedral Basílica. Es que, allá, también son de la partida, mineros y devotos de Olacapato, y en el camino, se van sumando a la marcha hombres y mujeres de la Quebrada del Toro.

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Era de noche todavía cuando la interminable columna humana que caminaba por la ruta 51 llegaba al paraje Chorrillos para desayunar. Minutos después de las 6, una sirena, luces de autos y de motos, más un par de bombas de estruendo anunciaban que llegaban al lugar los peregrinos de San Antonio de los Cobres, el grupo más numeroso de los que por estos días recorre caminos salteños para llegar a los pies de los patronos, en la Catedral Basílica. Es que, allá, también son de la partida, mineros y devotos de Olacapato, y en el camino, se van sumando a la marcha hombres y mujeres de la Quebrada del Toro.

En Chorrillos los esperaba un afectuoso y solidario desayuno, y la imagen de Nuestra Señora del Valle, ubicada en el altar de la capillita que a esa hora ya tenía sus puertas abiertas de par en par. Allí, también estuvo un equipo de El Tribuno.

Conmueve la devoción de ese pueblo caminante. Emocionan sus testimonios y sorprenden la gratitud y el esfuerzo hasta sangrar que para la inmensa mayoría supone caminar los 160 kilómetros que separan San Antonio de los Cobres de Salta.

Frente a la columna, una cruz, imágenes y estandartes; a la par, varias decena de trabajadores de las minas Patito y Maggie, ambas a cien kilómetros, en promedio, arriba de San Antonio de los Cobres. A la par, monseñor Dante Bernaky y el padre Mario, ambos acompañantes desde la partida en los primeros minutos del martes. Entre los caminantes, también destacaban los intendentes Leopoldo Salva y Sergio Ramos. Detrás de ellos, miles de hombres y mujeres (llamativa presencia de jóvenes y no pocos niños) que otro año, o por primera vez, desafían la Puna para llegar a los pies del Señor y la Virgen del Milagro. En su mayoría son habitantes de la Puna, pero también marchan devotos de otras provincias argentinas y del exterior. Y en todo momento, en cualquier lugar, se puede ver a Raúl Cruz, como hace doce años, aunque desde hace 7 lo hace como animador. Un rol fundamental en el largo camino para la palabra de aliento, la reflexión y la oración ininterrumpida, a través de la palabra o de la canción.

El desayuno solidario

En el predio contiguo a la capilla de El Chorrillo, todo estaba dispuesto para brindarles sustento mientras descansan para recuperar fuerzas.

Luego de que monseñor Bernaky ofrezca el saludo a la virgen anfitriona, un “ejército” de colaboradores de todas las edades, tienen todo listo. Cuando los peregrinos estuvieron encolumnados, cada uno recibió un vaso con reparadora infusión caliente y una bolsita de cartón con un sandwich, facturas, pan dulce, alfajores, golosinas y alguna fruta. Los que necesitaron, además, tuvieron apósitos para proteger las llagas o medicamentos para curarlas. Todo estuvo previsto, hasta los lugares donde cada uno depositó, antes de partir, los residuos que generó.

El sol ya alumbraba la Quebrada del Toro. Eran las 8. Los peregrinos volvían al camino custodiados por policías y gendarmes, en camionetas, motos y cuatriciclos, además del infaltable servicio médico. Y una vez más, la cruz y las imágenes a la cabeza, y la larga procesión detrás. Campo Quijano los esperaba. Era el tramo final.

 La solidaridad a flor de piel

En Chorrillos, todos nombraban a Plácida y a Ramona. Por un motivo u otro, alguien las llamaban. Resulta que las dos mujeres son las cabezas visibles que hacen funcionar a la comisión que trabaja todo el año para recaudar los dineros necesarios para afrontar el desafío de cada mediados de septiembre. El pueblo de San Antonio de los Cobres y parajes vecinos contribuyen, pero son ellas las que motorizan actividades para recaudar dinero.

En la otra punta de la solidaridad, familias, particulares, empresas e instituciones de la Capital salteña, también trabajan con antelación para que al tradicional desayuno en Chorrillos no le falte nada.

Vienen desde muy lejos para renovar un pacto de fe


Es tiempo de fe, en el que se siguen escribiendo las historias de los peregrinos. Y pareciera que hay tantas de esas historias, como fieles al Señor y la Virgen del Milagro. En estos días aparecen por doquier, entre las palabras que se oyen en la voz cansada de quienes caminaron muchos días para estar en la capital salteña, más cerca de los santos patronos.

Unas doscientas cincuenta personas peregrinaron casi trece días desde la alejada localidad de Santa Victoria Oeste. Se dice que la suya es la peregrinación más grande de Latinoamérica. Llegaron ayer, exhaustos, pero sonrientes.

Antes de arribar a la Catedral hicieron una parada en una casa que ya es parte de su tradicional peregrinar. Como hace ya doce años, almorzaron y descansaron unas horas en lo de la familia Molina, que los recibió con la ayuda de mucha gente del pueblo que donó alimentos, ropa, calzados y trabajó en forma voluntaria junto a ellos en estos días.

Basilio Ochoa, un peregrino que hace cuatro años camina desde Santa Victoria, comentó a El Tribuno que vino para pedirle al Señor y a la Virgen por toda la gente que sufre, por los pobres y por la unión de la familia. Caminó trece días con su guitarra y le puso música a muchas de las horas de la caminata. Durante la parada en Vaqueros, nos regaló la interpretación de “Entra a mi hogar”, nunca más alusiva a un día como el de ayer.

Cacho Molina, un señor muy solidario que falleció hace siete meses, fue el que empezó con esto y tan estrecho fue el lazo afectivo que se formó que cuando falleció los peregrinos vinieron a Salta, para poder despedirse. Su familia quiso darle continuidad. Así comentaron Betty y Marco Molina, la hermana y el sobrino de este señor que les dejó tremendo legado. Para ellos es un especial modo de celebrar la fe, de vivir El Milagro.

Hoy recibirán a otro grupo de peregrinos del paraje Nazareno, integrado también por 250 personas

 Peregrinación de unos 3 mil fieles

Pasado el mediodía llegaron ayer los peregrinos de Cachi, Payogasta, La Poma, Chicoana y otras localidades. Cerca de 3 mil personas, con mayoría de cacheños que caminaron durante cuatro días para vivir este tiempo del Milagro.

Bernabé Amador, un señor de Cachi de 64 años, quien peregrina por décimo año consecutivo, dialogó con El Tribuno minutos después de concluida la misa de la que participaron apenas llegaron.

“Es algo muy lindo peregrinar. Le deja a uno una emoción que hace que al año siguiente uno lo quiera hacer de nuevo”, dijo Bernabé y contó que con mucha gente ya se han formado lazos afectivos muy fuertes. Es que más allá de la fe, comparten mucho juntos: días y días de un alegre caminar.

TESTIMONIOS

Quiere ver crecer a sus hijos

Gustavo tiene 26 años, 4 hijos y es chofer en la mina Patito. Hace cinco años que peregrina hacia Salta en cada septiembre desde el paraje Cobres, 70 kilómetros al norte de San Antonio. Peregrina para agradecer por su salud y la de su familia y por el trabajo que tiene que le permite mantener su familia. Pero le gustaría que el trabajo esté más cerca de su hogar para poder ver crecer a sus hijos, posibilidad que no tiene ahora.

Desde Mar del Plata

Es el cuarto año que Gabriela deja Mar del Plata por unos días, para venir a la Fiesta del Milagro. Alguna vez, por casualidad, estuvo en septiembre en Salta; desde entonces no puede dejar de venir. Reconoce que el camino es duro, largo, y “repleto de emociones todo el día”, pero sin dudas que “vale la pena”. Gabriela se convirtió en devota de los santos patronos, y por ella, un par de amigas salteñas siguieron su camino.

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