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La frase ?dejá de vender humo? la hizo realidad una familia argentina

Miércoles, 26 de septiembre de 2012 07:53

Las frases "dejá de vender humo" o "cómo vende humo" la hizo realidad una familia argentina. Apenas unas gotas de humo líquido, antes o después de la cocción, dan sabor a carnes rojas y blancas, estofados, arroces, salsas y lo que se les ocurra. “Vendemos unos 12 mil frascos, que van en progresivo ascenso. Prácticamente, no tenemos competencia”, asegura el clan argentino que genera ingresos importantes desde que se dedica a vender humo, según informa la revista Brando.

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Las frases "dejá de vender humo" o "cómo vende humo" la hizo realidad una familia argentina. Apenas unas gotas de humo líquido, antes o después de la cocción, dan sabor a carnes rojas y blancas, estofados, arroces, salsas y lo que se les ocurra. “Vendemos unos 12 mil frascos, que van en progresivo ascenso. Prácticamente, no tenemos competencia”, asegura el clan argentino que genera ingresos importantes desde que se dedica a vender humo, según informa la revista Brando.

“Nos acusan de vendedores de humo y nosotros respondemos que no es ninguna acusación: ciertamente, elaboramos y vendemos humo en su forma líquida”, dice Paulo Agostinelli, a cargo de marketing y uno de los directores de Geson, empresa que produce el humo líquido San Giorgio en su planta de la localidad bonaerense de Villa Lynch.

Esta compañía, en realidad, no inventó el humo líquido. Su aporte fue más bien lingüístico y de divulgación, ya que a partir de 2006 impuso el nombre del producto en el mercado argentino y adaptó para uso doméstico un elemento que se utilizaba, desde hacía más de un siglo, para saborizar alimentos a gran escala: conservas, quesos, fiambres y pescados ahumados.

Paulo Agostinelli aclara que ellos desarrollaron su propia fórmula ( “que es secreta, como la de la Coca-Cola”) y prefiere contar la leyenda familiar. “Lo primero que hicimos -dijo- fue la sal ahumada, pero queríamos aplicar el sabor sin sal. Mi padre, Jorge Agostinelli, fundador de Geson, se obsesionó con obtener unos cristales de gusto ahumado cuyo soporte físico fuera neutro. La respuesta llegó de manera impensada. Un día, en la Patagonia, conoció a una especie de científico loco que convertía las nubes de humo en líquido, siguiendo un proceso semejante al de la lluvia. Así, investigando, dio con la solución. Primero, se tercerizó la producción, y desde 2010, lo elaboramos nosotros”.

El aderezo viene en frascos de 120 ml (precio final sugerido, $20) y en botellas de 1 litro ($80). Esta última presentación es para restaurantes.
 

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