El tiempo para la renovación del pacto de fe con la Virgen y el Señor del Milagro se acorta. Hoy comienza el rezo de la novena y se abre el tramo final de la más importante fiesta religiosa de la provincia y de la región.
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El tiempo para la renovación del pacto de fe con la Virgen y el Señor del Milagro se acorta. Hoy comienza el rezo de la novena y se abre el tramo final de la más importante fiesta religiosa de la provincia y de la región.
Primero fue la entronización de las imágenes de los santos patronos, el pasado 28 de agosto, y luego la visita de escuelas, instituciones y organismos a la Catedral Basílica. Desde entonces todos las personas que colaboran con la organización están en marcha, para que nada falte y para que los fieles católicos de Salta y de otras provincias puedan vivir el mejor Milagro.
Tradicionalmente las rojas van en el trono del Señor del Milagro y las blancas en el de la Virgen. Las flores dotan de color, exquisito aroma y frescura a estos días, teñidos de la fe de todo un pueblo. Federico Oliveros es el encargado de armar los ramos y arreglos florales que llevan los tronos. Dice que es una tarea muy gratificante, muy linda, que realiza hace ya cuatro años.
Desde la entronización de las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro, cada martes y sábado se cambian las flores y, en tiempos de la novena, se cambian diariamente. El trabajo es intenso y toda la comunidad participa. Los claveles son dados por personas particulares que los llevan hasta la Catedral como ofrenda a los santos patronos. Algunas familias donan dinero para que desde el templo se puedan comprar las flores que faltan.
Entre 25 y 30 señoras trabajan voluntariamente en esta tarea que les da tanta satisfacción y que los encuentra en este tiempo de fe desde otro lado: en los preparativos de esta celebración tan conmovedora. Las mujeres ayudan en el armado de los arreglos florales que van en los tronos y luego se hacen también los que van en los laterales y en los altares.
Por lo general, pasado el mediodía se empieza a armar los arreglos. A las cuatro de la tarde, cuando se abre la Catedral, ya está todo listo. En los días de novena, la actividad es mucho más intensa y requiere de más tiempo de trabajo.
Una tarea gratificante
“Es un privilegio para mí trabajar en esto. Haciendo esto uno está mucho tiempo en contacto con el Señor y la Virgen. Tanta gente viene de tan lejos y peregrina para solo estar un momento y estar frente a la imágenes...”, expresó Oliveros.
Este hombre, quien además trabaja ornamentando los altares de la Catedral desde hace ocho años y en un tambo en el campo, dice que entre 6 mil y 7 mil claveles componen cada corona de los tronos de las imágenes. Algunas flores se reciclan y se las reutiliza; las que no se usan se donan a otras capillas del interior y a iglesias de la ciudad. Las más deterioradas se las guarda durante la novena para luego arrojar los pétalos cuando ingresan las imágenes a la Catedral, el día de la procesión.
Las intenciones de la novena