El 64 por ciento de los habitantes de villas afirman que la presencia de “dealers” era visible en sus barrios en 2011. Representa un considerable incremento respecto a 2010, cuando la existencia de narcos era reconocido por el 49 por ciento. Estos datos se desprenden de una encuesta de alcance nacional de 20.140 casos, realizada por el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica.
De esta manera, se evidencia un aumento del 32 por ciento entre el 2010 y 2011, lo que revela que los vendedores de drogas se afianzaron en los barrios más precarios.
inicia sesión o regístrate.
El 64 por ciento de los habitantes de villas afirman que la presencia de “dealers” era visible en sus barrios en 2011. Representa un considerable incremento respecto a 2010, cuando la existencia de narcos era reconocido por el 49 por ciento. Estos datos se desprenden de una encuesta de alcance nacional de 20.140 casos, realizada por el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica.
De esta manera, se evidencia un aumento del 32 por ciento entre el 2010 y 2011, lo que revela que los vendedores de drogas se afianzaron en los barrios más precarios.
En tanto, el narcotráfico aparece como una problemática menos significativa en los núcleos residenciales de clase media, donde no varió el porcentaje de personas que señalaron la presencia de traficantes en sus barrios (21,2% en 2010 y 21,8% en 2011).
El relevamiento, desarrollado en la ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense y veinte ciudades del interior, reveló que la sensación de inseguridad se mantiene elevada al ser consolidada en ocho de cada diez casos
El miedo en las villas afecta a siete de cada diez hogares que declararon venta de drogas en su propio barrio, contra tres de cada diez que negaron esa presencia. Ajustes de cuentas, liberación de zonas y crecimiento de robos relacionados con la necesidad de comprar drogas son los principales factores del temor en los asentamientos.
“Asimismo, si se analizan los resultados según aglomerado urbano, se observa que el temor es mayor entre los hogares que perciben venta o tráfico de drogas en todos los casos estudiados, pero dicha relación se profundiza en las ciudades del interior, para colocarse el miedo al delito en torno del 60% en presencia de drogas y bajar al 40% en ausencia de las mismas”, sostiene el informe elaborado por Agustín Salvia y Carolina Moreno.
A pesar de que se calificó como positiva una mayor presencia policial en los barrios, “el sentimiento de inseguridad nunca ha sido un reflejo de los índices de delito y exhibe una autonomía relativa: suele aumentar al incrementarse la victimización, pero una vez instalado como problema social, no baja aunque las tasas de delito sí lo hagan”.