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Récord de muertos en accidentes y falta de reacción del Gobierno

Sabado, 12 de enero de 2013 22:20

Las muertes en accidentes de tránsito en las rutas y calles de Salta parecen no tener fin. El año pasado las estadísticas oficiales cerraron con una cifra récord de 220 muertos, exactamente 30 más que el 2011, cuando el total de fallecidos en siniestros viales en la provincia había sido de 190 personas. Ese valor también había sido récord, pero el año pasado fue superado en casi un 14%.

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Las muertes en accidentes de tránsito en las rutas y calles de Salta parecen no tener fin. El año pasado las estadísticas oficiales cerraron con una cifra récord de 220 muertos, exactamente 30 más que el 2011, cuando el total de fallecidos en siniestros viales en la provincia había sido de 190 personas. Ese valor también había sido récord, pero el año pasado fue superado en casi un 14%.

El año que acaba de comenzar no parece mejor encaminado. En los primeros 12 días de este año ya son 11 las personas que perdieron la vida, producto mayormente de la imprudencia y también de la fatalidad. De seguir a este ritmo, el 2013 marcará un nuevo récord.

Aunque muchas veces quedan ocultas en el relato policial, detrás de cada una de estas cifras se esconden personas, cuyas vidas truncadas alteran también las de otras personas. Por ejemplo, el domingo 6 de enero Ramón Guanca, de 20 años, fue atropellado en la avenida Paraguay. Al día siguiente, un comentario en la web de El Tribuno informaba que el joven era papá de un bebé de apenas cuatro meses. Para la estadística, fue solo la tercera víctima fatal del año. Para su mujer y ese pequeño, en cambio, significó un profundo cambio de vida. Lo mismo ocurrió con Ana María Palou, la mujer tucumana de 35 años que falleció en un accidente cerca de Rosario de la Frontera el 2 de enero; o con Alicia del Rosario Silvetti, la joven de 19 años de La Caldera que murió tras volcar su auto el sábado 5, también en esa localidad. Qué decir de los familiares de Ricardo Salvatierra, Soledad Orquera y sus hijas de tres y cinco años, que murieron calcinados el 10 de enero cerca de Coronel Mollinedo. O de Rolando Medina, el joven de 27 años que fue arrollado ese mismo día en Cobos. O de María Fernanda Berón, de 23 años, que el viernes perdió el control de su moto y murió en Orán. O de Alejandro Francisco Herrera, de 17 años, que sufrió un accidente con su moto el 31 de diciembre del año pasado, agonizó 11 días y falleció el viernes en Rosario de la Frontera.

Pese a la escalada de muertes, no hubo de parte del Gobierno provincial una reacción que permita vislumbrar una vocación de frenar esta sangría de vidas humanas. A principios de 2012, cuando las estadísticas comenzaron a preocupar, se anunció un plan de acción que se basó casi exclusivamente en el secuestro de las motos de los conductores que circulaban sin casco y que se aplicó solo en Capital. También se instalaron en algunas rutas puestos policiales para advertir a los automovilistas del uso del cinturón de seguridad y la obligatoriedad de circular con las luces encendidas. Pero como ocurre con toda medida que no se encara con convicción y determinación, a las pocas semanas de lanzados los operativos, la presencia policial se hizo cada vez más espaciada, hasta desaparecer. Luego el municipio capitalino avanzó con acciones como la instalación de cinemómetros y la emisión de fotomultas, pero desde la provincia no se hizo mucho más.

La responsabilidad de los conductores en el cambio que se necesita es fundamental. Todo aquel que se sube al volante de una moto, un auto o cualquier otro vehículo debe conocer a fondo las reglas de tránsito y estar decidido a respetarlas. Y saber de antemano que, si no lo hace, está poniendo en riesgo su vida y la de los demás.

A contramano de lo que ocurre en Salta, a nivel nacional el número de víctimas fatales en accidentes de tránsito se viene reduciendo año a año. Según la ONG Luchemos por la vida, que desde hace 20 años realiza estadísticas sobre el tema, el año pasado murieron en las calles y rutas del país 7.485 personas. El año anterior esa cifra había sido de 7.517 personas. Y en 2010 fueron 7.659 las vidas que se perdieron en accidentes de tránsito. Aunque la caída no es significativa, está claro que hay una tendencia a la baja. Pese a ello, esos valores fueron cuestionados por la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), que afirmó que los datos “carecen de rigor científico metodológico”, aunque no ofreció una estadística oficial comparable.

La sucesión de récords de muertes en accidentes de tránsito en Salta impone la necesidad de actuar. Un plan de seguridad vial efectivo deberá contemplar acciones enérgicas y coordinadas con las áreas de Tránsito municipales y también con organismos nacionales como la ANSV y Vialidad. Pero por sobre todas las cosas, deberá tener continuidad en el tiempo. Operativos como el desplegado en Navidad o Año Nuevo lograron buenos resultados. Si se mantuvieran en forma permanente, quizás decenas de salteños podrían salvar sus vidas. Solo falta la decisión política de llevarlo adelante.

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