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Lo que nunca se dijo de la golpiza policial al rugbier

Domingo, 13 de enero de 2013 15:38
La golpiza policial al rugbier Gerónimo Saravia tiene aristas que no salieron a la luz por maniobras políticas.

“Soy sobrino del gobernador”, dijo el muchacho y eso fue suficiente para que la historia adquiera un giro dramático: de jugarreta juvenil a escándalo político, con decenas de policías puestos en disponibilidad.

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La golpiza policial al rugbier Gerónimo Saravia tiene aristas que no salieron a la luz por maniobras políticas.

“Soy sobrino del gobernador”, dijo el muchacho y eso fue suficiente para que la historia adquiera un giro dramático: de jugarreta juvenil a escándalo político, con decenas de policías puestos en disponibilidad.

La golpiza policial al rugbier Gerónimo Saravia tiene aristas que nunca salieron a la luz por intrincadas maniobras políticas, pero que ahora, con actuaciones judiciales de por medio, buscan llegar a la verdad de lo que ocurrió esa madrugada del sábado 22 de diciembre. Fue durante el operativo que incluyó a la Brigada de Investigaciones, División Trata de Personas, 911, Policía motorizada, la Comisaría 2ª y personal del área de Inteligencia conocida como D2.

Según pudo averiguar El Tribuno, el operativo se disparó a partir de un llamado al 911 de un efectivo de Inteligencia que circulaba por la ruta 26 y alertó sobre un automóvil que circulaba con 4 personas a bordo. En la parte de atrás golpeaban a alguien que iba tapado con una manta.

Se consideró que se trataba de un hecho de gravedad, por lo que se disparó un operativo candado con un primer filtro en la misma ruta 26, a la altura de los hoteles alojamiento.

Es allí cuando comienzan a surgir las primeras contradicciones de Saravia que delatan una cadena de encubrimientos e intentos por tapar un procedimiento policial correcto.

En declaraciones a algunos medios periodísticos Saravia aseguró que los móviles no tenían identificación lo cual, según las fuentes de El Tribuno, sería falso. Los primeros móviles estaban apostados sobre la ruta con balizas azules desplegadas. Además los efectivos, sin bien estaban de civil, tenían el chaleco antibalas con la respectiva leyenda identificatoria.

Se impartió la orden para que se detengan, pero el vehículo con las 4 personas a bordo se dio a la fuga. Allí comenzó una persecución que llegó hasta el centro de la ciudad. A la persecución se sumaron vehículos del 911 y de la motorizada, hasta que finalmente lograron detenerlo en la esquina de San Martín y Gorriti.

Un efectivo que participó de ese operativo y que pidió absoluta reserva le contó a El Tribuno lo sucedido. “Cuando logramos detenerlos no querían bajarse del auto. En ese momento uno de los policías rompió el vidrio del conductor para abrir la puerta y proceder con la detención. Nunca rompimos la luneta ni provocamos otro daño en el auto, pero fue allí que este muchacho (Saravia) se puso como loco. Estaba algo escabiado (sic). Comenzó a pelear con los efectivos y la verdad es que pelea muy bien; mandó a cinco al hospital. El resto de los policías intervino para reducirlo y allí fue cuando recibió la golpiza. En ese momento empezó a chapear y a decir que era sobrino del gobernador”.

Ante los medios periodísticos que consiguieron sus declaraciones Saravia aseguró que no tiene ningún vínculo con Urtubey, lo cual sería otra falacia. “Los teléfonos comenzaron a sonar y se supo minutos después que la mamá del muchacho es prima del gobernador. Un jefe policial se hizo cargo del operativo. Hubo una bajada de línea y se ordenó que no se labrara ningún acta. Si bien se constató que no había delito, ya que todo fue una broma entre amigos, no hubo causa por la persecución ni por la resistencia ni por el atentado a la autoridad ni porque el conductor manejaba en estado de ebriedad. La orden fue no labrar ningún acta”, aseguró el policía.

Al parecer, de los llamados telefónicos surgió un acuerdo por el cual Saravia tampoco haría ninguna denuncia por la golpiza recibida. De hecho, inicialmente no hubo ninguna presentación por su parte. La historia habría cerrado perfectamente de no ser por una filtración en las redes sociales de los amigos del rugbier, que publicaron la foto del joven herido. La nota publicada por El Tribuno obligó a un cambio de estrategia para hacer aparecer al Gobierno con una actuación “políticamente correcta”. Días después Saravia hizo la denuncia y Urtubey ordenó despedir a todos los efectivos que participaron del operativo -unos 60 en total- incluso a los agentes de la Comisaría 2ª que llegaron a San Martín y Gorriti luego de los incidentes. “Se la comieron de arriba”, aseguró la fuente.

La precipitada orden de Urtubey llevó a muchos policías a pedir recursos de amparo para evitar ser despedidos. Ante las pruebas, la mayoría tuvo que ser reincorporado pese a la orden del gobernador.

 

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