El 2012 fue un año de mucha actividad para los centros vecinales: recibieron apoyo para su normalización contable y administrativa, sus dirigentes se involucraron en unos cursos apuntados a mejorar su capacidad de gestión y se tendieron lazos con ministerios nacionales para la concreción de proyectos en conjunto.
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El 2012 fue un año de mucha actividad para los centros vecinales: recibieron apoyo para su normalización contable y administrativa, sus dirigentes se involucraron en unos cursos apuntados a mejorar su capacidad de gestión y se tendieron lazos con ministerios nacionales para la concreción de proyectos en conjunto.
El presidente de la Federación, Emilio Gutiérrez, expresó su satisfacción por los logros obtenidos, pero también indicó que resta un largo camino hasta concretar una proyección más ambiciosa: la autogestión de cada centro vecinal.
El problema más urgente era propiciar la regularización de los 190 afiliados en capital. De ellos 120 pusieron en regla su situación contable y administrativa como resultado de un convenio con la Cámara de Diputados, que destinó un contador para que efectuara los balances anuales. Otros 24 centros también pasaron por ese proceso gracias a que recibieron un subsidio de $500 por balance adeudado desde 2007, de parte de la Municipalidad.
Otro propósito fue la capacitación de los dirigentes, a la que el secretario de la Federación, Adrián Zapana, juzgó indispensable “para fomentar una transparencia democrática y que no se diga que los centros vecinales son cerrados, están en manos de pocas personas o politizados”. Así 120 dirigentes cursaron el primer módulo de la Formación Superior en Gestión y Organización Vecinal, llevada a cabo en virtud de una asociación entre la Cámara de Diputados, el Concejo Deliberante, la Federación de Centros Vecinales y la Municipalidad de Salta.
Los problemas
Construir un vecinalismo autónomo en las tareas de gestión y ajeno a toda injerencia política es una meta que no solo se alcanza con capacitación, sino que será posible en la medida que cada centro vecinal consiga autosustentarse económicamente. En este punto Adrián fue categórico al expresar que “los centros vecinales están padeciendo la recesión económica y si queremos realizar una lota, un bingo o una rifa, o alquilar el salón para fiestas -que son ingresos genuinos y figuran en los estatutos- no podemos porque la Dirección de Control nos lo impide”. Al respecto Emilio añadió: “El Gobierno tiene que salir a poner plata en los centros vecinales porque estamos de manos atadas. Si pudiéramos alquilar el salón a un precio accesible para eventos sociales dejaríamos de pedirle al Estado y se provocaría la autogestión”. Estos impedimentos redundan en la morosidad o deserción de los socios que no ven un beneficio directo que vuelva razonable el aporte de las cuotas societarias. Sin embargo, estas entradas de dinero -de 2 a 10 pesos con solo un 20% de cumplimiento- se invisibilizan ante los gastos fijos de cada centro vecinal que van desde el balance anual ($1.000) y la certificación del Colegio de Ciencias Económicas ($200) hasta el alquiler del local o el pago de salarios al personal de limpieza, por ejemplo.
Los objetivos
Entre las metas educativas, deportivas y sociales planteadas para 2013, sobresalen dos materias pendientes. Por un lado la necesidad de contar con un documento en el que fijar los objetivos, establecer deberes y derechos de los miembros y estipular las reglas de funcionamiento democrático, que se corporeizará con la reforma del Estatuto Social de la Institución y la concreción de la Ley para Centros Vecinales. Por otro, crear un móvil de difusión -a través de una página web y una revista vecinal- para que los vecinos puedan integrarse más en sus comunidades.