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Argentina en el reino de la fantasía

Sabado, 19 de enero de 2013 00:16

Con la firma del prestigioso periodista Ricardo Noblat, el editorial publicado por O’Globo hace un minucioso inventario de lo que llama la “realidad paralela” creada por el gobierno de Cristina Kirchner. Se trata de una muy informada síntesis de los acontecimientos de los últimos meses, que va de los números de la inflación fraguados a la contratación de aviones de empresas que operan en Malvinas -violando un decreto firmado por la misma Presidente-, sin olvidar las controles a la prensa -7D incluido-, y los festejos organizados en torno al regreso de la Fragata Libertad luego de su judicialmente prolongada estadía en Ghana.

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Con la firma del prestigioso periodista Ricardo Noblat, el editorial publicado por O’Globo hace un minucioso inventario de lo que llama la “realidad paralela” creada por el gobierno de Cristina Kirchner. Se trata de una muy informada síntesis de los acontecimientos de los últimos meses, que va de los números de la inflación fraguados a la contratación de aviones de empresas que operan en Malvinas -violando un decreto firmado por la misma Presidente-, sin olvidar las controles a la prensa -7D incluido-, y los festejos organizados en torno al regreso de la Fragata Libertad luego de su judicialmente prolongada estadía en Ghana.

Noblat concluye su artículo afirmando: “Tapar el sol con la mano es un rumbo peligroso para cualquier Gobierno. Más tarde o más temprano, la realidad se impone. La consecuencia es, como mínimo, la furia de los electores”.

La iditorial: Argentina en el reino de la fantasía

La Casa Rosada le vende al pueblo una imagen distorsionada de lo que acontece en el país. El maquillaje hace que el índice oficial de inflación sea menos de la mitad que el real.
El gobierno de Cristina Kirchner creó una realidad paralela para demostrar que las cosas van bien, incluso cuando la verdad demuestra lo contrario.
El mejor ejemplo es el índice de inflación, que está siempre fijado por debajo del alza real de los precios desde 2007, cuando el entonces presidente Néstor Kirchner ordenó la intervención del Indec.

El último dato del Indec fue el Indice de Precios al Consumidor de 2012: 10,8 %. Por debajo de la mitad de la inflación calculada por consultoras privadas -25,6%-, lo que coloca a la Argentina por delante de Venezuela (22%).

Tenemos, entonces, el índice oficial y el verdadero, éste último denominado “IPC del Congreso”, dado que los consultores privados pasaron a divulgarlo a través de los diputados de la oposición después de que la Casa Rosada fuera a la Justicia para prohibirles calcular la inflación, algo digno de una República bananera.

El Gobierno asegura que el país está consiguiendo financiar el sector público. En realidad, como se ha convertido en un paria del sistema financiero internacional después de la moratoria de 2001, está obligado a emitir furiosamente. El año pasado, la emisión de pesos creció un 38% respecto a 2011, presionando la inflación.

Para sustentar la fantasía, el kirchnerismo, cada vez más parecido al chavismo, patrocina una vasta red de comunicación cuya programación y noticieros van en el sentido dispuesto por la Casa Rosada (además de una gran red estatal).

Esto es conseguido, entre otras formas, a través de la manipulación de los fondos oficiales de publicidad. En el mundo real, el Gobierno emprende una intensa persecución a los medios de comunicación que actúan de manera profesional e independiente. Así, creó un llamado 7D (7 de diciembre) para proclamar como gran “victoria nacional” la aplicación completa de la Ley de Medios, aprobada para “regular” los medios de comunicación, pero a medida del Grupo Clarín, blanco preferido del kirchnerismo.

El tiro salió por la culata, porque la Justicia argentina consiguió frenar el ímpetu de Cristina y, una vez más, postergó la entrada en vigencia de dispositivos leoninos de la ley hasta que sea juzgado el mérito del caso. La amenaza contra los medios independiente, sin embargo, continúa.

El Gobierno celebró el regreso de la Fragata Libertad a Buenos Aires como otra “victoria nacional”. En verdad, el país pasó por una gran vejación después de que la nave fue detenida, en Gana, por un fondo acreedor de la Argentina.

Escaldada, Cristina comenzó a evitar los viajes internacionales en el avión oficial Tango 01 y pasó a alquilar jets ejecutivos para los desplazamientos. Inexplicablemente, contrató a la misma empresa británica que presta servicios a Londres en las Malvinas (en este caso, Falklands).

Incumple, así, con un decreto suyo que prohibe al gobierno argentino tener relaciones comerciales con firmas extranjeras (léase británicas) involucradas, de alguna forma, con las islas disputadas.

Tapar el sol con la mano es un rumbo peligroso para cualquier Gobierno. Más tarde o más temprano, la realidad se impone. La consecuencia es, como mínimo, la furia de los electores.
 

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