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Perdieron todo bajo el agua y el barro, al sudeste de Salta

Sabado, 19 de enero de 2013 22:45

Alejandra Encina pasa su quinto verano refugiada en un centro de evacuados con un embarazo de seis meses. En su casa del asentamiento Gauchito Gil quedaron la ropa, los colchones y todo lo que ya no le servirá cuando se seque el barro. Con sus cuatro hijos, es una de las damnificadas por las inundaciones que fueron noticia cada verano desde que el sudeste de la ciudad se empezó a poblar de familias sin techo, en los años noventa.

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Alejandra Encina pasa su quinto verano refugiada en un centro de evacuados con un embarazo de seis meses. En su casa del asentamiento Gauchito Gil quedaron la ropa, los colchones y todo lo que ya no le servirá cuando se seque el barro. Con sus cuatro hijos, es una de las damnificadas por las inundaciones que fueron noticia cada verano desde que el sudeste de la ciudad se empezó a poblar de familias sin techo, en los años noventa.

“Perdimos todo... de nuevo. Hace cinco años que vivo por esa zona y siempre fue igual. Esta vez, pasamos tres días con el agua en la pieza y bichos nadando adentro hasta que nos trajeron para acá”, dijo Alejandra a El Tribuno.

Tres familias, dos de Gauchito Gil y una del barrio Sita, permanecían evacuadas ayer en el Centro Integrador Comunitario de Santa Cecilia, que suele convertirse en alojamiento de emergencia en la época de lluvias. En lo que va del mes, decenas de personas del sudeste de la Capital ya durmieron bajo ese techo.

En Gauchito Gil, salteños que no tenían dónde vivir fueron levantando sus hogares con chapas y bloques de cemento en los últimos años. Todos sabían que el lugar era inundable pero ninguno tenía alternativas.

En 2012, unas 170 familias de esta parte del sudeste fueron trasladadas a un nuevo barrio, que el Gobierno llamó “Justicia”. Pero otros tuvieron que quedarse y, en estos días, luchan con el barro para salir de sus casas.

Alejandra está entre los que comenzaron el año en el asentamiento. Su vivienda es de ladrillos apilados y, según contó, en los organismos de asistencia le dijeron que ya no pueden volver a darle colchones secos.

Las autoridades prometieron que Alejandra recibiría una habitación con un baño en el barrio Justicia, cómo máximo, la semana que viene.

La mujer tiene cuatro hijos de uno a seis años, pero no recibe la Asignación Universal por Hijo por falta de papeles. “Algunos documentos se me fueron mojando. También me piden historias clínicas que no tengo”, explicó. La familia solo se sostiene con el ingreso del padre, que es albañil.

Al sudeste, la gente dice que se hicieron obras que atenuaron los anegamientos que sufrían barrios como Solidaridad, pero que el problema aún es grave en sectores como Gauchito Gil.

Siete familias del asentamiento ya habían sido evacuadas el 8 de enero. Muchas otras sufrieron las inundaciones, pero prefirieron no irse. “Siempre queda algo que te pueden robar”, explicó una mujer del lugar.

Más problemas en la ruta 68

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La ruta 68, a la altura de Los Alamos, estuvo cortada durante varias horas ayer por la caída de un viejo álamo en la banquina. El problema se sumó a los anegamientos que viene sufriendo este camino.
Un árbol se venció y quedo apoyado sobre una parada de colectivos ayer a la mañana. La circulación quedó interrumpida hasta que un grupo de operarios logró sacarlo. Las ramas arrastraron cables del tendido eléctrico, lo que provocó un corte de energía.
Los vecinos contaron que las constantes precipitaciones y la humedad colaboraron para que el tronco se debilitara y que hace pocos días se había caído otro árbol a pocos metros.
Ayer también había que transitar con precaución por el agua que se acumula en esta ruta con cada lluvia, situación que viene generando reclamos por obras.
El diputado nacional Bernardo Biella dijo ayer que los arreglos no están previstos para 2013. “La Nación destinará este año solo $ 1.390.000 para esta carretera. Entonces, es claro que no está previsto realizar trabajos importantes como la canalización o una nueva traza”, señaló. El legislador destacó que las complicaciones pueden afectar a la actividad turística.

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