“Lo que se debería hacer es usar racionalmente las bolsas y creo que para ello habría que darle un valor a las bolsas”, sostuvo Gloria Plaza, ingeniera química e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de la Universidad Nacional de Salta (Unsa).
En el trabajo de investigación “Análisis ambiental de las bolsas de transporte de mercancías en la ciudad de Salta” realizado por la profesional junto a Mónica Pasculli, las investigadoras concluyeron que “promover el uso de una bolsa que supuestamente desaparece del paisaje, no soluciona la incorrecta conducta ciudadana de arrojar los residuos a la vía pública”.
Las investigadoras sostienen que es errónea la idea de que la “biodegradación contribuye a que los residuos mal dispuestos desaparezcan del entorno”.
Con los resultados del trabajo, se propone que el municipio propicie la reducción del consumo de las bolsas a través de la entrega racional de éstas o colocándoles una tasa mínima a las bolsas, como ocurre ahora en la Capital Federal. También se destaca en sus conclusiones la reutilización de las bolsas. Por ejemplo, si para las compras diarias no se las puede usar de nuevo, que se las reutilice para colocar la basura o para otros fines.
Graciela Ayala, directora de Gestión Ambiental del Ministerio de Ambiente y Producción Sustentable de la Provincia, e integrante de la Comisión Nacional de Bioplásticos. presidida por el Instituto Nacional de Normalizaciones (IRAN) explicó a El Tribuno: “No hay un sustituto al polietileno. Se debería trabajar en la gestión de los envases, reducir su uso, pero eso implicaría un cambio general que abarca al que produce y llega hasta el consumidor final”.
Para Ayala el principal problema del plástico es que hay bolsas que están pensadas para un solo uso, mientras que lo que convendría es que sean reutilizables.
Sobre los componentes de las bolsas biodegradables, oxobiodegradables e hidrodegradables Ayala aseveró que “no está comprobado científicamente que sean adecuadas para reemplazar las bolsas que usamos normalmente”.
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“Lo que se debería hacer es usar racionalmente las bolsas y creo que para ello habría que darle un valor a las bolsas”, sostuvo Gloria Plaza, ingeniera química e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de la Universidad Nacional de Salta (Unsa).
En el trabajo de investigación “Análisis ambiental de las bolsas de transporte de mercancías en la ciudad de Salta” realizado por la profesional junto a Mónica Pasculli, las investigadoras concluyeron que “promover el uso de una bolsa que supuestamente desaparece del paisaje, no soluciona la incorrecta conducta ciudadana de arrojar los residuos a la vía pública”.
Las investigadoras sostienen que es errónea la idea de que la “biodegradación contribuye a que los residuos mal dispuestos desaparezcan del entorno”.
Con los resultados del trabajo, se propone que el municipio propicie la reducción del consumo de las bolsas a través de la entrega racional de éstas o colocándoles una tasa mínima a las bolsas, como ocurre ahora en la Capital Federal. También se destaca en sus conclusiones la reutilización de las bolsas. Por ejemplo, si para las compras diarias no se las puede usar de nuevo, que se las reutilice para colocar la basura o para otros fines.
Graciela Ayala, directora de Gestión Ambiental del Ministerio de Ambiente y Producción Sustentable de la Provincia, e integrante de la Comisión Nacional de Bioplásticos. presidida por el Instituto Nacional de Normalizaciones (IRAN) explicó a El Tribuno: “No hay un sustituto al polietileno. Se debería trabajar en la gestión de los envases, reducir su uso, pero eso implicaría un cambio general que abarca al que produce y llega hasta el consumidor final”.
Para Ayala el principal problema del plástico es que hay bolsas que están pensadas para un solo uso, mientras que lo que convendría es que sean reutilizables.
Sobre los componentes de las bolsas biodegradables, oxobiodegradables e hidrodegradables Ayala aseveró que “no está comprobado científicamente que sean adecuadas para reemplazar las bolsas que usamos normalmente”.
Datos
En la investigación de la UNSa. se estudiaron y destacaron sectores con alta presencia de bolsas tiradas: ruta 28 camino a San Lorenzo y Lesser; orillas del río Arenales en gran parte de su trayecto; Villa San José al oeste y buena parte del macro y microcentro, a pocas cuadras de la plaza 9 de Julio.En la ciudad de Salta, los poco más de 535 mil habitantes generan como residuos un total de 20,8 toneladas diarias de polietileno de alta densidad (PEAD) y polietileno de baja densidad (PEBD), según la investigación realizada por las profesionales del Conicet, Gloria Plaza y Mónica Pasculli.En Salta, por ejemplo, la Fundación Ceos-Sol confecciona, con bolsas de arpillera recuperadas de los establecimientos tabacaleros, bolsas ecológicas. Estas, como las bolsas de mercado tejidas, son opciones válidas para contribuir al cuidado ambiental.