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¿Por quién doblaron las campanas...?

Sabado, 05 de enero de 2013 23:22

En el año 1962, por ser alumnos del Colegio Nacional, varios changos tuvimos la oportunidad de enterarnos que nuestro profesor, el Dr. Gustavo Leguizamón, estaba preparando un concierto de campanas. Y también que se realizaría el 20 de febrero de 1963 en el marco del Sesquicentenario de la Batalla de Salta.

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En el año 1962, por ser alumnos del Colegio Nacional, varios changos tuvimos la oportunidad de enterarnos que nuestro profesor, el Dr. Gustavo Leguizamón, estaba preparando un concierto de campanas. Y también que se realizaría el 20 de febrero de 1963 en el marco del Sesquicentenario de la Batalla de Salta.

Y por el tema del concierto nos enteramos también, de que la pasión de Leguizamón por las campanas había comenzado cuando aún era un niño. “Mi tata -contó- nos llevaba a Cerrillos para las vacaciones y nosotros, a la hora de la siesta, aprovechábamos para subir al campanario de la iglesia y tocar despacito las campanas mientras que los domingo repicábamos.

Para la siesta tocábamos despacito para hacerles creer a las viejas del pueblo que el duende estaba jugando allá arriba del campanario. Estábamos convencidos de que las hacíamos asustar, pero un día los asustados fuimos nosotros. Uno de los “duendes”, creo que mi hermano, se enredó con la lonja de un badajo y, sin querer, hizo sonar fuerte la campana mayor. Nos asustamos y de inmediato salimos escaleras abajo haciendo un ruidaje bárbaro por los peldaños de madera. Cuando llegamos abajo, corrimos hacia la casa, en el momento justo en que dos agentes asomaban sus cabezas por la puerta del campanario. Iban a investigar “la campanada a deshora”.

Pese a aquel inconveniente, muchos cerrillanos de antaño solían recordar los repiques dominicales de los hermanos Leguizamón (Cuchi y Zapallo), cuando un fraile franciscano llegaba al pueblo a dar misa.

Pero el paso del tiempo no aplacó la pasión de Gustavo Leguizamón por las campanas. Por el contrario, creció de tal manera que hace 50 años publicó en El Tribuno “Las Campanas de Salta” y, luego, organizó y dirigió el primer y único concierto de campanas dado en nuestra ciudad.

Cuatro iglesias

Las campanas que participaron del concierto fueron las de las iglesias Catedral, San Francisco, la Merced y La Viña. La obra duró quince minutos y tuvo cuatro movimientos: Doble Coloniales; Retreta con ritmo de carnavalito; Malambo y Repique Salteño de Procesión.

Dada la importancia del evento y lo difícil que podría resultar escuchar las campanadas, se pidió a la población, por radios y diarios, que a las nueve y media de la noche todo el mundo hiciese el máximo de silencio. Y así, respetuosamente, los salteños contribuyeron a garantizar el éxito del especial concierto.

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