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32% de hijos de padres pobres no puede mejorar esa situación

Domingo, 13 de octubre de 2013 03:36

En la provincia de Salta no son pocas las personas que están excluidas de la posibilidad de ascender socioeconómicamente. Se trata de personas que no tienen acceso a la movilidad social, personas a las que los resultados de su trabajo, si es que tienen, no van a granjearles mejores condiciones de vida.
Según uno de los últimos informes del Instituto de Estudios Laborales y Desarrollo Económico de la Universidad Nacional de Salta (Ielde), el 32% de los hijos de padres pobres no pueden ascender económicamente, es decir que no logran superar la situación de sus progenitores y viven en las mismas condiciones.
Si se analiza, en el largo plazo, el comportamiento que tuvo la movilidad económica en Salta, el panorama es poco alentador. Las posibilidades de ascender económicamente son bajas para quienes provienen de los estratos de ingresos más bajos. El Ielde estima que “el porcentaje de hijos con padres clasificados en el estrato de ingreso más pobre que logran alcanzar el más alto cuando son adultos, es del 14%”.
Si el análisis se toma considerando la movilidad en el corto plazo, los beneficios en el ingreso per cápita fueron positivos durante varios períodos de la última década, sobre todo en los últimos años, considerando la incidencia de la Asignación Universal por Hijo. No obstante ello, las perspectivas de crecimiento económico y social entre padres e hijos, es decir, intergeneracional, no son positivas a lo largo del tiempo. Y es ahí donde cabe preguntarse cuál es el rol de la educación en la determinación de la movilidad socioeconómica.

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En la provincia de Salta no son pocas las personas que están excluidas de la posibilidad de ascender socioeconómicamente. Se trata de personas que no tienen acceso a la movilidad social, personas a las que los resultados de su trabajo, si es que tienen, no van a granjearles mejores condiciones de vida.
Según uno de los últimos informes del Instituto de Estudios Laborales y Desarrollo Económico de la Universidad Nacional de Salta (Ielde), el 32% de los hijos de padres pobres no pueden ascender económicamente, es decir que no logran superar la situación de sus progenitores y viven en las mismas condiciones.
Si se analiza, en el largo plazo, el comportamiento que tuvo la movilidad económica en Salta, el panorama es poco alentador. Las posibilidades de ascender económicamente son bajas para quienes provienen de los estratos de ingresos más bajos. El Ielde estima que “el porcentaje de hijos con padres clasificados en el estrato de ingreso más pobre que logran alcanzar el más alto cuando son adultos, es del 14%”.
Si el análisis se toma considerando la movilidad en el corto plazo, los beneficios en el ingreso per cápita fueron positivos durante varios períodos de la última década, sobre todo en los últimos años, considerando la incidencia de la Asignación Universal por Hijo. No obstante ello, las perspectivas de crecimiento económico y social entre padres e hijos, es decir, intergeneracional, no son positivas a lo largo del tiempo. Y es ahí donde cabe preguntarse cuál es el rol de la educación en la determinación de la movilidad socioeconómica.

“En un momento determinado hubo, y existió, de forma marcada en Salta esa posibilidad de salir adelante. Luego, después del 2001 se registra una movilidad social y económica ascendente pero, paralelamente, los núcleos de pobreza seguían y siguen apareciendo”, explicó el doctor en Sociología Alberto Noé. Hay una variable, que no es el ingreso, que explica claramente la movilidad social: la educación. El pilar en el que se sustenta gran parte de las probabilidades de movilidad económica y social tiene que ver con las oportunidades educativas que recibe a lo largo de su vida una persona. Los investigadores sostienen que las inversiones de los padres en el capital humano de sus hijos, es decir, las erogaciones que los progenitores realizan en educación y salud, durante la infancia y la edad escolar, es fundamental. De significativa importancia por su incidencia es también la inversión que los gobiernos realizan en esos ejes. Hay quienes indican que una gran proporción de la correlación de ingresos entre padres e hijos puede ser explicada por el efecto que los recursos económicos de los padres tienen en los logros educativos de sus hijos.
En diálogo con El Tribuno, la economista Maribel Jiménez, investigadora del Conicet, manifestó que “las familias pobres no cuentan con los recursos apropiados para cuidar y educar adecuadamente a sus hijos ni disponen de la información y habilidades necesarias para hacerlo. Aun cuando la educación sea proporcionada en forma gratuita, el costo directo de educar a los hijos y el costo de oportunidad de demorar la entrada al mercado de trabajo frente a las necesidades económicas del hogar, es alto”.
En Salta, el 70% de los hijos de padres que tuvieron un nivel de educación bajo sufren esa misma condición. Y solo el 7,6% logra un nivel educativo alto. La investigación del Ielde sostiene que aquellos padres que recibieron una educación alta, el 66% de los hijos llega a un nivel medio, mientras que el 33% repite el nivel de educación de los padres, es decir alto, en este caso.
Noé explicó que en las últimas décadas el crecimiento que tuvieron las clases populares permitió que se expandieran hacia espacios antes reservados a sectores conservadores. “Eso lo lograron con educación y es prueba de que la movilidad social existió y que es necesario crear políticas públicas que la fomenten”, dijo el sociólogo.
Cierto es que una cantidad de variables son las que se tienen que considerar a la hora de diseñar políticas que incentiven la movilidad de los sectores postergados: la inversión del Estado en capital humano como salud y educación, garantizar el acceso de bienes, generar fuentes de trabajo y crear condiciones de vida dignas.

“Educación, la única herramienta de inclusión” .

 El doctor en Sociología, Alberto Noé consideró, en diálogo con El Tribuno, que la educación es una de las herramientas principales para lograr la inclusión social.
“Cuando la movilidad social ascendente tuvo un ritmo interesante en Salta, muchas familias que antes eran periféricas lograron ascender. Solo por medio de la educación universitaria lo lograron. Que un hijo de una familia pobre y de clase media vaya a la universidad era un orgullo muy grande porque recibidos, se incorporaban en otros sectores de la sociedad”, sostiene Noé.
El sociólogo añadió que “la famosa frase mi hijo el doctor tenía un significado grande porque reflejaba el orgullo de los padres por el título de sus hijos. Era una señal de ascenso en todos los sentidos”.

La educación técnica

Noé consideró que la educación técnica es el gran desafío a mejorar en el siglo XXI. “La educación para el trabajo garantiza que una persona pobre tenga amplias posibilidades de dejar esa condición. Necesitamos técnicos electrónicos que arreglen
las cosas”, sostuvo Noé. Apuntó a que la provincia de Salta “no tiene un potencial industrial porque faltan actores, empresarios y trabajadores calificados”.

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