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“Todos los caminos me conducen a la Virgen”

Jueves, 24 de octubre de 2013 02:08

Matías Sayus tiene 18 años y colecciona imágenes de la Virgen desde que aprendió a caminar, según cuentan sus padres.

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Matías Sayus tiene 18 años y colecciona imágenes de la Virgen desde que aprendió a caminar, según cuentan sus padres.

Hoy tiene más de 300 estatuillas de las más variadas advocaciones, orígenes y tamaños.

El joven cerrillano mandó construir una capilla para guardar su “tesoro”. No se define como un coleccionista en sentido estricto, sino como un ferviente devoto.

En tiempos en los que resulta cada vez más difícil creer, Matías transita por la vida con la certeza de que lo hace acompañado de la Virgen, por quien asegura sentir un amor inexplicable.

Una de las formas en que expresa ese sentimiento es en la compilación de imágenes que evocan la aparición de la Madre de Jesús en diferentes lugares del mundo. Se trata de una de las colecciones particulares más numerosa y variada de la provincia.

El templo que las alberga está ubicado en una finca familiar, en Cerrillos. “No se trata de un habitáculo para exhibirlas, sino de un sitio destinado a la oración y a la contemplación. Es una forma más de honrarla”, contó el joven devoto.

En su interior, delicados estantes de roble ofician de altar para las centenares de figuras, muchas de ellas verdaderas obras de arte. La más grande mide más de un metro. La más pequeña sólo un par de centímetros.

“Cuando estoy en la capilla me siento más cerca de la Virgen. Allí puedo pasar horas charlando con Ella, como lo haría con mi madre o un amigo. Se que Ella me escucha. No tengo dudas. Para mí es algo natural”, aseguró.

“Cosa de chicos”

Marisa García, su mamá, reconoció que en un principio pensó que se trataba de algo pasajero. “Cosa de chicos”, dijo.

Pero luego, al ver que con el transcurrir de los años la pasión de su hijo por la Virgen y por hacerse de imágenes no sólo no menguaba, sino que iba en aumento, hasta quiso hacerlo desistir de su empresa.

“Un día guardé todas las imágenes en cajas y le dije que buscara otra cosa para hacer, que se dedicara a otras actividades como los demás chicos, pero lo único que logré fue sumirlo en una profunda depresión”, recordó angustiada.

Fue así que poco tiempo después, Matías, con anuencia de sus padres, pudo dar rienda suelta a su pasión.

Su presencia en las actividades religiosas de su pueblo es destacada. Es custodio de varias grutas y se encarga de su mantenimiento. También es un ferviente colaborador de todas las festividades que se desarrollan en la localidad. Muchos vecinos dicen que su alegría, entusiasmo y energía son contagiosos.

Al respecto, el joven contó a El Tribuno que nunca buscó destacarse ni alcanzar lugares de protagonismo. “Simplemente, de una u otra manera, termino trabajando en todas las manifestaciones de devoción y de honras a María. Es como que la vida me lleva siempre hacia el mismo lugar, muchas veces sin buscarlo. De lo que sí estoy seguro es de que no se trata de una coincidencia”, dijo.

“Mi hijo no quiere ser sacerdote ni es un santo. Es un chico normal, al que le pasan las mismas cosas que a los jóvenes de su edad, pero se destacan en él actitudes muy especiales, como ese amor profundo que siente por María”, relató su mamá.

Contó, además: “Aún antes de aprender a leer y a escribir conocía la historia de una treintena de advocaciones. Nunca supimos cómo obtenía la información, pero podía distinguir las diferentes imágenes y sus historias con solo verlas”.

Matías guarda parte de sus imágenes en la casa materna y parte en la capilla. Cuenta con figuras que hacen referencia a las advocaciones de Nuestra Señora del Rosario, de la Virgen de Lourdes, Fátima, Urkupiña, del Carmen, de Nuestra Señora de la Paz, de la Madre de la Eucaristía, de la Virgen de la Medalla Milagrosa, de la Madre de Jesús, de La Merced, La Candelaria, del Milagro, de la Aparecida, entre otras tantas.

Son muchas
las señales

Para las fiestas de Navidad y de Reyes, mientras los chicos querían de regalo pelotas y juguetes, Matías escribía cartitas a Papá Noel y a Melchor, Gaspar y Baltasar pidiendo imágenes de la Virgen.
“Mi vida gira en torno a Ella. Cada vez que veo una nueva imagen es como si ya la conociera. Es natural e inexplicable. También siento que muchas veces me manda mensajes”, contó el joven cerrillano.

Relató que, hace algunos años, una noche de verano sintió un fuerte deseo de caminar por el campo. Y así lo hizo. Luego se sentó debajo de un sauce y le pidió a la Virgen que si lo estaba escuchando, le enviara un mensaje. En ese preciso momento “un destello maravilloso se manifestó en el cielo, como una estrella fugaz, pero mucho más grande y luminosa. Quedé impactado”, recordó.

Asegura que todos los caminos desembocan en la Virgen. Hace unos meses, cuando regresaba de los EEUU y esperaba para un trasbordo en Ezeiza escuchó que invitaban a participar de una misa en el aeropuerto. Sin pensarlo se acercó. Terminada la ceremonia, lo eligieron de entre la multitud para entronizar la imagen de la Virgen de Loreto. “Cuando ponía la estatuilla en el camarín vi la foto de Juan Pablo II bendiciendo esa imagen. Creo que nada es por casualidad”, contó.

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