El Gobierno venía tratando de arrimar la nave al puerto de la confianza, pero el temporal, que empezó el mismo día del anuncio del cepo cambiario, la aleja cada vez más. Parecía una simple tormenta de estación, pero ahora son varios frentes a controlar, señalando el dólar turista y el dólar paralelo, “blue” o informal, como las principales prioridades. Frente al escenario, el gobierno apeló a la estrategia diseñada por Guillermo Moreno y sacó a la calle la mayor cantidad de fuerzas de seguridad para desalentar cualquier tipo de operaciones. Sin embargo, lejos de provocar temor, los controles causan mayor desconfianza y en este terreno, a pesar que las autoridades lo nieguen, el “chiquitaje” sigue impulsado el alza de la divisa. Lo hizo desde la semana pasada, de centavo en centavo, quizás ahora tenga un respiro, pero ya superó la barrera de los $ 10. Todavía está muy lejos de los $ 10,45 alcanzado el 8 de mayo, pero con el dólar no se sabe. En la jornada de ayer finalmente ocurrió lo que muchos analistas pronosticaron: el dólar paralelo volvió a pasar la barrera psicológica de los $ 10. Y, como ocurre siempre cuando el dólar se descontrola, volvieron la serie de rumores lanzadas desde distintos sectores sobre posibles medidas a adoptar por el Gobierno. Lo peor que podría hacer es seguir minimizando un segmento, que si bien es pequeño, va marcando el ritmo que después tiene que “bailar” el dólar oficial. El problema es que la brecha es muy grande y en el medio se encuentra el otro dilema que preocupa a las autoridades: el dólar turista o tarjeta, que a pesar de encontrarse en los $ 7, no atemoriza a quienes, independiente del resultado de las elecciones del próximo domingo, ya planean las vacaciones, pagándolas con tarjeta en pesos y en cómodas cuotas.
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El Gobierno venía tratando de arrimar la nave al puerto de la confianza, pero el temporal, que empezó el mismo día del anuncio del cepo cambiario, la aleja cada vez más. Parecía una simple tormenta de estación, pero ahora son varios frentes a controlar, señalando el dólar turista y el dólar paralelo, “blue” o informal, como las principales prioridades. Frente al escenario, el gobierno apeló a la estrategia diseñada por Guillermo Moreno y sacó a la calle la mayor cantidad de fuerzas de seguridad para desalentar cualquier tipo de operaciones. Sin embargo, lejos de provocar temor, los controles causan mayor desconfianza y en este terreno, a pesar que las autoridades lo nieguen, el “chiquitaje” sigue impulsado el alza de la divisa. Lo hizo desde la semana pasada, de centavo en centavo, quizás ahora tenga un respiro, pero ya superó la barrera de los $ 10. Todavía está muy lejos de los $ 10,45 alcanzado el 8 de mayo, pero con el dólar no se sabe. En la jornada de ayer finalmente ocurrió lo que muchos analistas pronosticaron: el dólar paralelo volvió a pasar la barrera psicológica de los $ 10. Y, como ocurre siempre cuando el dólar se descontrola, volvieron la serie de rumores lanzadas desde distintos sectores sobre posibles medidas a adoptar por el Gobierno. Lo peor que podría hacer es seguir minimizando un segmento, que si bien es pequeño, va marcando el ritmo que después tiene que “bailar” el dólar oficial. El problema es que la brecha es muy grande y en el medio se encuentra el otro dilema que preocupa a las autoridades: el dólar turista o tarjeta, que a pesar de encontrarse en los $ 7, no atemoriza a quienes, independiente del resultado de las elecciones del próximo domingo, ya planean las vacaciones, pagándolas con tarjeta en pesos y en cómodas cuotas.
En la jornada de ayer, también volvieron los controles a las casas de cambio de la city porteña con operativos en las “cuevas”, que daban por hecho que volverían a repetirse hoy. Por eso muchas de esas casas no abrieron sus puertas y, según algunos operadores, muchos “cueveros” solo operan con “clientes conocidos”; es decir que el “cambio...cambio” no puede ser desterrado y es más, se atreve a desafiar una y otra vez los operativos del cada vez más débil Guillermo Moreno.
Los analistas habían adelantado que la semana previa a las elecciones sería tensa en materia cambiaria por los temores a las medidas que el Ejecutivo pueda tomar tras un resultado que no le sea favorable como pronostican las encuestas.
¿Un feriado cambiario?
En vísperas de los comicios del fin de semana, operadores de la zona financiera porteña especulaban ayer miércoles con la posibilidad de que el Gobierno, por intermedio del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, decida forzar un “feriado cambiario” al menos hasta el lunes próximo.
Este miércoles, la moneda estadounidense regulada por el Gobierno, en el mercado formal, cerró sin variantes, pero en el segmento informal, pese a los controles y las escasas operaciones concretadas, pegó otro estirón, en medio de especulaciones previas a las elecciones.
Las reservas internacionales en poder de la autoridad monetaria subieron ayer 10 millones de dólares a 34.112 millones, una caída de 629 millones en octubre y de 21,20 por ciento u 9.178 millones en lo que va del año.
El real brasileño, una moneda clave para el país por la magnitud del intercambio comercial con la Argentina, caía 0,67 por ciento a 2,1869 por dólar, subió aquí cinco centavos a 2,88 pesos.
El desafío de Aníbal
El senador kirchnerista Aníbal Fernández desafío ayer a Mauricio Macri a someterse los dos juntos a una rinoscopía y análisis de sangre, en un furibundo cruce con el jefe de Gobierno porteño, quien dijo que le parecía una “barbaridad” que “justo él” comparara al dólar paralelo con la cocaína.
“Justo él hablando de esas cosas. Qué barbaridad”, sostuvo. De inmediato, tras las declaraciones de Mauricio Macri a radio Mitre, el senador del Frente para la Victoria (FpV) y habitual vocero del gobierno kirchnerista recogió el guante y desafió al jefe comunal porteño a someterse “los dos juntitos” a una rinoscopía y análisis de sangre.
En su cuenta personal de la red social Twitter, Fernández cargó contra Macri y recordó incluso causas judiciales en las que estuvo involucrado el líder de PRO.
Frente al grado de la polémica, se espera un nuevo capítulo de esta disputa, teniendo en cuenta rencillas del pasado.