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El Valle de Lerma reclama seguridad

Viernes, 25 de octubre de 2013 02:20

Sin móviles ni personal suficiente los hechos delictivos producidos por grupos de grupos de jóvenes va en aumento. Los ataques se producen para intimidar en lo que denomina “su territorio”. Reclutan jóvenes de 14 a 17 años para la producción y distribución de la marihuana. 

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Sin móviles ni personal suficiente los hechos delictivos producidos por grupos de grupos de jóvenes va en aumento. Los ataques se producen para intimidar en lo que denomina “su territorio”. Reclutan jóvenes de 14 a 17 años para la producción y distribución de la marihuana. 

La falta de policías y móviles de seguridad originaron un peligroso caldo de cultivo delictivo en este punto de la provincia. Robos que aumentan, con ataques en la vía pública, abusos sexuales y violentos grescas entre grupos antagónicos a cualquier hora del día. En estos últimos días, no se salvaron ni los enfermos de los hospitales, ni la familia del intendente de Cerrillos, Rubén Corimayo.
En las comisarias aseguran que poco se puede hacer con tan pocos efectivos. Los patrulleros pasan más en los talleres para ser arreglados que en las calles. Se suma el eterno reclamo de los vecinos por la falta de respuestas inmediatas a las llamadas de auxilio solicitadas al sistema de emergencias 911.
Los reclamos son generalizados y las soluciones llegan en cuentagotas. Localidades como Cerrillos, San Agustín, Chicoana, La Merced o Rosario de Lerma apenas cuentan con móviles en condiciones mecánicas para asistir a la población. Esta situación es aprovechada por los delincuentes y las pandillas barriales, que actúan en zonas sin el cuidado de la policía, con total impunidad y sembrando miedo en la población.
“No se puede seguir de esta manera. La población necesita de resguardo. Los delincuentes hacen de las suyas sin ningún tipo de escrúpulos. No hay policías ni móviles. Jurisdicciones como Chicoana o El Carril tienen apenas un móvil y escaso personal. Las patotas actúan libremente y lo peor es que ahora se dedican a la droga. Estamos a la deriva y nadie hace nada. Nos falta compromiso para solucionar este tema”, espetó Virginia Dieguez, diputada provincial por Chicoana.
Y agregó “no hay política en materia de drogas en la provincia”. La legisladora comentó que en Chicoana y El Carril hay chicos entre 11 y 15 años que ya consumen paco.
“Hace tres meses venimos insistiendo con pedidos de informes al Ministerio de Seguridad de la Provincia para saber cuánto personal policial hay en la comisarías del interior. Nunca nos respondieron”, denunció.
Localidades tranquilas como Chicoana, Quijano y Cerrillos, viven una inusitada ola de violencia que puso en jaque a la policía vallista. Desde choques entre patotas en el barrio San Pablo en Chicoana, donde un joven fue acuchillado por una pandilla en el mismo pueblo, hasta el ataque de parte de otro grupo al hospital “Francisco Herrera” de Quijano donde enfermos y pacientes fueron las víctimas. También la familia del intendente Rubén Corimayo, fue amenazada por una peligrosa pandilla.
Por lo bajo, algunos jefes de dependencia comentan que la situación los desborda, y que debido a la falta de personal, se deben montar operativos en conjunto. Es decir, cuando ocurre un hecho que supera a la policía, deben pedir apoyo a otra comisaría de un pueblo cercano para contrarrestar el problema. Esto incluye el 911 y los móviles que están en condiciones.
En estas precarias condiciones de seguridad, al recurrir a un llamado de auxilio de alguna localidad, el foco se puede controlar, pero queda al descubierto el resto de la población de los pueblos aledaños. Por otro lado las cámaras de seguridad prometidas hace dos años, por el Gobierno de la provincia para esta zona, no aparecen. Los intendentes deben salir a disimular estas falencias, apelando al ingenio criollo. En Rosario de Lerma, donde con dos comisarías y la base de toda la región del 911, sólo hay en circulación un móvil para 35 mil habitantes.
En La Merced, en la zona de San Agustín, todavía carecen de patrullero. Los efectivos deben salir a pie o en bicicletas en busca de los delincuentes.

Venta de drogas

Estos grupos que solían ser antagónicos luchaban por espacios o muletos de las bandas rivales, ahora hallaron una mejor y lucrativa actividad: la venta de drogas. Los líderes reclutan a jóvenes entre 14 y 17 años. Todos menores. Se conocen al dedillo las artimañas para evadir la justicia.
En Quijano, la barrita del “Paraguayo”, reclutó a jóvenes con el afán de robar motocicletas y prenderse en la producción y distribución de la marihuana.
En Cerrillos la esposa del intendente Rubén Corimayo denunció a un grupo de muchachos pertenecientes a la pandilla de “Los Duendes” porqué el sábado pasado llegaron al domicilio de la familia a amedrentarlos. La policía de esa ciudad jamás detuvo a los agresivos sujetos.

Hospital, bajo llave

El ataque de parte de un grupo violento de jóvenes en el interior del hospital “Francisco Herrera” de Quijano dejó a enfermos y pacientes aterrorizados. Paola Taibo contó como a su padre lo intentaron golpear mientras era atendido en la guardia. “Eran jóvenes muy agresivos. Se querían llevar todo por delante. Por fortuna nadie resultó herido. Ir a la guardia del hospital de noche es muy peligroso”

La doctora Nelly Silvestre, gerenta del hospital de Quijano, contó que “no es la primera vez que sufren estos ataque. Médicos y pacientes ya fueron víctimas de este tipo de patotas. Como la policía tarda en llegar hemos pensado en poner cámaras de seguridad. Por las dudas este fin de semana cerraremos con llave el acceso. El que quiera ser atendido debe tocar el timbre”.

 
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