Dos adolescentes de 12 y 14 años asesinaron a otro de 11 en un barrio periférico de Maldonado, ciudad contigua al selecto balneario uruguayo de Punta del Este, según informó el jefe de prensa de la Jefafura de Policía local.
El comisario Víctor Iraola indicó que los homicidas atacaron al niño con un cuchillo y un machete y, luego de matarlo, arrojaron su cuerpo dentro de un aljibe en el asentamiento Mario Benedetti, un barrio pobre de la ciudad, donde vivían los tres.
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Dos adolescentes de 12 y 14 años asesinaron a otro de 11 en un barrio periférico de Maldonado, ciudad contigua al selecto balneario uruguayo de Punta del Este, según informó el jefe de prensa de la Jefafura de Policía local.
El comisario Víctor Iraola indicó que los homicidas atacaron al niño con un cuchillo y un machete y, luego de matarlo, arrojaron su cuerpo dentro de un aljibe en el asentamiento Mario Benedetti, un barrio pobre de la ciudad, donde vivían los tres.
Los motivos del crimen todavía no se conocen. Los menores fueron acusados de asesinato y la madre de uno de ellos, acusada de destruir pruebas que incriminaban a su hijo, declaró ante la Justicia y quedó detenida, de acuerdo con el periódico uruguayo El País.
“Estaba pagándome un litro de leche, moneda tras moneda, hasta completar los 18 pesos que cuesta, cuando entraron dos niños preguntando por el Jonathan, que no aparecía. Y él (quien fuera a la postre uno de los autores del homicidio) respondió eso y se fue muy tranquilo”, dijo a El País, todavía sorprendido, el propietario del almacén ubicado a la entrada del asentamiento.
La reconstrucción del caso es aterradora. El País indica que, según las últimas horas del pequeño, el niño y sus asesinos habían salido a cazar pájaros a las 14.00. Una vez que llegaron al lugar, uno de ellos lo tomó mientras el otro lo apuñaló varias veces. Después lo atacaron con el machete. El niño, aún con vida, logró zafarse y se tiró en un pozo. Pero los adolescentes lograron que volviera a salir con la promesa de que no le harían daño. Una vez afuera, lo ultimaron. Luego, en forma tranquila, y como no hubiese ocurrido nada, los dos menores se fueron a jugar al fútbol. “Desde el año 1993, que yo trabajo aquí, no recuerdo otro homicidio de estas características, con niños de estas edades”, dijo Iraola.
Los dos adolescentes confesaron la autoría del crimen el miércoles por la madrugada, después de un fuerte operativo para dar con el paradero del niño, que había sido denunciado como desaparecido por su familia.