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El crimen de Fidel Yazlle continúa en la impunidad

Sabado, 05 de octubre de 2013 02:41

Francisca Teresa Toledo enfrentó ayer una nueva audiencia por el asesinato de su esposo, Fidel “Toto” Yazlle, considerado como un crimen de lesa humanidad. La viuda estuvo sola en el Juzgado Federal de Primera Nominación, del juez Leonardo Bavio, luchando contra el olvido de la tragedia que vivió hace 36 años.

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Francisca Teresa Toledo enfrentó ayer una nueva audiencia por el asesinato de su esposo, Fidel “Toto” Yazlle, considerado como un crimen de lesa humanidad. La viuda estuvo sola en el Juzgado Federal de Primera Nominación, del juez Leonardo Bavio, luchando contra el olvido de la tragedia que vivió hace 36 años.

La lista de nombres implicados en el crimen de “Toto” es tan larga como los años que lleva el proceso judicial.

Para ejemplificar hay que aclarar que solo uno de los imputados por el secuestro, desaparición y asesinato de Yazlle, sigue vivo.

Andrés del Valle Soraire es el único acusado que está en el banquillo. el hombre habría liderado la denominada Guardia del Monte, un grupo parapolicial que operaba en todo el territorio provincial.

Este cuerpo de represores fue la encargada de realizar las tareas para el gobierno militar. En el caso Yazlle, la víctima fue secuestrado solo por el hecho de sospechar de la corrupción del entonces intendente de facto de Morillo, Humberto Lazarte, y del comisario del pueblo, Adolfo Zenón Avila.

La sospechas no se desactualizaron y “Toto”, un simple comerciante radical, los acusaba de contrabando, talas clandestinas de árboles y otros ilícitos.

El hombre había radicado las denuncias correspondientes contra Lazarte y Avila, que desaparecieron de la Unidad Regional de Orán y el destacamento de Gendarmería de Embarcación.

Unos días después, el 11 de febrero de 1977, cerca de las 21, un grupo de personas fuertemente armadas se llevó a “Toto” de la puerta de su negocio. Teresa nunca más lo vio con vida. Su cuerpo fue hallado destrozado en las vías del ferrocarril.

Años de espera

Desde entonces pasaron más de 36 años y su viuda sigue luchando contra el sistema judicial federal que avanza lento y contra el olvido de los salteños y de los grupos de Derechos Humanos.

“Parece que los funcionarios judiciales se empeñan solo en las causas que involucran a víctimas y querellantes del peronismo de izquierda, dejando de lado otros casos con víctimas que tuvieron otras ideologías y cuyos responsables son favorecidos por la impunidad biológica”, viene diciendo la viuda desde hace un tiempo.

Mara Puntano, la abogada que representa a la familia fue muy clara y dijo que “parecería que hay intereses que quieren que los responsables del terrorismo de Estado, que operó antes y durante la última dictadura militar, queden en la completa impunidad para la historia”.

Hoy sólo queda vivo Soraire, si todo se extiende puede ser que llegue la hora que el crimen de “Toto” Yazlle sea perjudicado por la inmunidad biológica.

Policías usados como verdugos

Fortunato Saravia era uno de los policías que integraban la “Guardia del Monte”, el grupo que comandaba Andrés del Valle Soraire y al que también se lo acusó del asesinato de dos jóvenes, José Salvatierra (de 21 años) y Oscar Rodríguez (de 23), cerca de El Tunal en mayo de 1977.

Sobre sus cuerpos los ejecutores del salvaje crimen dejaron una nota que decía: “Muertos por cuatreros”. Pericias caligráficas revelaron tiempo después que ese macabro panfleto había sido escrito de puño y letra por el fallecido Saravia.

También en Morillo, cuatro días después del asesinato de Yazlle apareció en la ventana de la sede municipal un panfleto con el que se pretendió endilgar al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) la autoría del crimen y se buscó callar a testigos.

La crónica del horror

Fidel Yazlle tenía 36 años y un bar, que a la vez funcionaba de comedor y hospedaje.

En él despuntaba su militancia radical y junto con otros vecinos de Coronel Juan Solá, denunciaron las acciones corruptas del intendente nombrado por los militares.

Las acusaciones que Yazlle formalizó ante la Unidad Regional de Policía de Orán y el destacamento de Gendarmería de Embarcación, poco antes de ser asesinado, implicaban al interventor municipal de facto, Humberto Lazarte, y al comisario del pueblo, Adolfo Zenón Avila, en supuestos contrabandos de mercaderías y en la tala indiscriminada de árboles. En este contexto, en la noche del 11 de febrero de 1977, Yazlle fue sorprendido en las puertas de su negocio por sujetos armados que lo subieron en una camioneta Ford F-100 blanca con franjas laterales, lo acribillaron en la ruta nacional 81, camino a Pluma de Pato, y colocaron su cuerpo en las vías del ramal C-25, donde terminó despedazado.

 

 

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