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Giuliano Gemma, el cowboy con el destino “marcado”

Domingo, 06 de octubre de 2013 01:43

Una tarde de mayo de 1989, un hombre con cara de niño, o “cara de ángel” como lo llamaron en algunas de las tantas películas que filmó, estaba en una esquina tradicional de Salta, frente a la plaza 9 de Julio. Su mirada se detuvo en ese lugar lleno de flores y colores y, por un momento, su figura pasó desapercibida, casi confundida entre tantos turistas. Estuvo un tiempo, muy breve, caminando frente a la absoluta indiferencia de la gente, hasta que la noticia corrió como un reguero de pólvora (fiel a su estilo): Giuliano Gemma, el conocido “Ringo” de las famosas películas de western spaghetti, pioneras en el cine italiano, estaba en Salta.

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Una tarde de mayo de 1989, un hombre con cara de niño, o “cara de ángel” como lo llamaron en algunas de las tantas películas que filmó, estaba en una esquina tradicional de Salta, frente a la plaza 9 de Julio. Su mirada se detuvo en ese lugar lleno de flores y colores y, por un momento, su figura pasó desapercibida, casi confundida entre tantos turistas. Estuvo un tiempo, muy breve, caminando frente a la absoluta indiferencia de la gente, hasta que la noticia corrió como un reguero de pólvora (fiel a su estilo): Giuliano Gemma, el conocido “Ringo” de las famosas películas de western spaghetti, pioneras en el cine italiano, estaba en Salta.

El martes pasado, la noticia de su muerte en un accidente automovilístico que tuvo lugar en Cerveteri, a 40 km de Roma, enlutó a Italia, arrojando repercusiones mundiales a raíz de su prolífera carrera en el cine mundial.

El actor italiano estaba rodando en 1989 en la Argentina “De los Apeninos a los Andes”, miniserie basada en uno de los cuentos del libro “Corazón” de Edmundo de Amicis. La película narra las peripecias que debe seguir un niño para encontrar a su madre, una desaparecida de la última dictadura militar.

Giuliano Gemma llegó a Salta sin el caballo blanco que caracterizó a su popular Ringo Wood en tantos filmes, como el protagonizado en 1965 que marcó su ascenso “Una pistola para Ringo”. Luego vinieron “El dólar marcado”, “Ringo no perdona” y otras que pintaron el far west para varias generaciones (llegó a filmar siete películas en dos años).

Aunque tenía cincuenta años por aquel entonces, Giuliano Gemma mantenía intacta su imagen. Venía de filmar en Purmamarca y Tilcara y tuvo tiempo para contar, en un perfecto castellano, que “normalmente no trabajamos tanto para una película”. En ese período también filmó en Argentina “Ya no hay hombres” (1990), donde le tocó enamorar a Georgina Barbarrosa.

El romano Giuliano Gemma quedará en la historia como el que levantó la bandera (aún por encima de Franco Nero, su rival de la pantalla) de la más genuina estirpe italiana, dentro de un movimiento que propuso reinventar, desde Europa, el género cinematográfico por excelencia de los Estados Unidos.

En el spaghetti western “Un dólar marcado”, una moneda de plata salva la vida de Gary O' Hara (Gemma). Pero esta vez, en un pueblo italiano, la moneda rodó junto a la vida del popular “Ringo”.

 Escenarios de películas

Los escenarios argentinos se pueden ver en numerosas películas no sólo locales, sino internacionales. De esta manera la producción integrada por las empresas Reteitalia, Tevespaña y la Argentina Aries, filmó secuencias “De los Apeninos a los Andes” en distintos lugares del país. La miniserie, que pasó sin pena ni gloria, con Giuliano Gemma en el papel protagónico, muestra distintos paísajes, tanto de ciudades del sur, como de provincias norteñas. Además de Salta, se filmaron escenas en la provincia de Jujuy, especialmente en Tilcara y Purmamarca.Cabe destacar que en Salta se ambientó también “Tarás Bulba”, con Yul Brinner y Tony Curtis, mientras que los paisajes jujeños fueron casi un protagonista más de “La deuda interna”.

Reportaje imaginario

Este reportaje pudo haber sido, pero recién lo es ahora, destacando que Giuliano Gemma le brindó una entrevista a El Tribuno el 19 de mayo de 1989. El reportaje es una forma de literatura, aunque el resultado depende no solo de aquel que pregunta, sino también de quien responde.
Usted llegó a ser conocido por las películas de vaqueros. ¿No reniega de esa fama?

Nunca lo pensé, pero luego de mis comienzos trabajé con los más grandes del cine mundial, Charlton Heston en “Ben Hur” o Alain Delon en “El gatopardo” de Luchino Visconti; así como con Kirk Douglas, Rita Hayworth, Henry Fonda, Florinda Bolkan, Liv Ullman, Philippe Noiret o Catherine Deneuve. Creo que habla de mi trayectoria en el cine.

Llega cuando Argentina vive una hiperinflación (en 1989). ¿Qué le sugiere este escenario?

Argentina es un país realmente maravilloso. Tiene tantas riquezas natura- les, que encuentro absurdo que pueda tener dificultades económicas. Yo creo que se debe aprovechar un país que tiene cosas tan interesantes. Está un poco lejos de las capitales desde donde se distribuyen las películas, pero tiene una geografía de mar, de sierras, de montañas, de salares, de zonas verdes y áridas y actores de un óptimo nivel.

¿No tuvieron problemas con el idioma?

Hace cinco meses que estamos recorriendo la Argentina, desde la Patagonia hasta la Puna, y puedo decir que valió la pena viajar desde Italia para trabajar aquí. En lo que respecta al idioma, el cine es un lenguaje internacional, aunque no hablemos la misma lengua, hablamos el mismo idioma.

Si no hubiese sido “Ringo”, ¿Qué le habría gustado ser?

Nunca pude olvidar mi pasión deportiva, especialmente el atletismo y el boxeo, que sigo practicando con mi amigo Nino Benvenuti, el mismo que perdió con su compatriota Carlos Monzón. Pero tampoco olvido mis comienzos, tras pasar por un frigorífico y por el cuerpo de bomberos, hasta llegar a actuar como doble de películas. Este oficio luego me sirvió a lo largo de mi actividad profesional, porque las escenas peligrosas prefería realizarlas yo mismo. Tenía una particular predilección por las piruetas, el despliegue físico y hasta diría con mucho humor. Siempre digo que hay que tener una pasión, una gran pasión para no envejecer.

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