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Capasso hará una huelga de hambre

Viernes, 15 de noviembre de 2013 02:05

Francisco Capasso no soporta más lo que le toca vivir. Por saña del destino, por su culpa o la de otros, hace más de 11 meses este hombre hizo de las inmediaciones de la Plaza Belgrano su hogar a cielo abierto, y está a punto de jugarse una última carta para llamar la atención, en el mejor sentido, de quienes deberían haberlo ayudado y no lo hicieron. Este lunes prometió iniciar una huelga de hambre por ser una fecha especial para él, que le recuerda las ternuras de su madre, muerta hace tiempo, pero que seguro no querría verlo en la situación en que se encuentra.

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Francisco Capasso no soporta más lo que le toca vivir. Por saña del destino, por su culpa o la de otros, hace más de 11 meses este hombre hizo de las inmediaciones de la Plaza Belgrano su hogar a cielo abierto, y está a punto de jugarse una última carta para llamar la atención, en el mejor sentido, de quienes deberían haberlo ayudado y no lo hicieron. Este lunes prometió iniciar una huelga de hambre por ser una fecha especial para él, que le recuerda las ternuras de su madre, muerta hace tiempo, pero que seguro no querría verlo en la situación en que se encuentra.

Solo, desfavorecido desde todo punto de vista, este hombre que llamaron “el dueño de la casa del horror” luego de entrar a su vivienda en Castañares y encontrarla llena de perros vivos y muertos, y de mugre por doquier, sólo pide que el jefe de gabinete de la Municipalidad de Salta, Roque Mascarello, y las autoridades de la Cooperadora Asistencial de la ciudad, cumplan con los convenios que firmaron con él, y con la asistencia que la Justicia determinó que le dieran a fin de que pudiese volver a su casa que hoy no tiene ni marcos en las puertas.

“Yo estaba esperanzado en que la Municipalidad me iba a ayudar, pero ha suspendido todos los trabajos en mi casa. Me fallaron totalmente. Incluso la firma de convenio con Mascarello hace dos meses fue una payasada. Me avisaron que suspendían las obras porque yo dije en el diario que me robaron, o sea que si me callo, hacen lo que manda la justicia y si hablo, no hacen nada. Hicieron de mi drama un circo”.

Y adelantó: “trato de ser equilibrado pero mi desesperación está pesando y voy a iniciar una huelga de hambre el lunes en honor a mi vieja que cumpliría años ese día. Ante la desidia, la indiferencia y la desobediencia de las autoridades al mandato de la Justicia, voy a morir de hambre si es preciso. Ivette Dousset se cree dueña de la Cooperadora, maneja millones que no le pertenecen pero actúa como si los sacara de su bolsillo para ayudar. Estoy muy desgastado, no podría reponer todo lo que sacaron de mi casa, me robaron todos los muebles hasta los marcos de las puertas y las ventanas”.

¿Un año en vano?

Casi un año completo pasó y desde un banco de plaza Capasso fue testigo de todas las estaciones. Casi muere de frío en agosto. Quiere volver a cerrar los ojos de noche bajo su techo y necesita que su casa esté en condiciones de ser habitada, aunque no tiene recursos para hacerlo por su cuenta.

Un paria social, un fuera de sistema y de agenda. Ese es Capasso. Un tipo con buena labia y mala suerte. Un solitario cazador de amistades furtivas, un quijote enfrentando a los molinos de viento con la sola y plena convicción de sus derechos.

Pide, ante esta nueva cruzada por recuperar su casa que emprenderá el lunes, que intervenga en el caso el Ministerio de Derechos Humanos. “Saben perfectamente de mi padecimiento y nunca se presentaron ante la Municipalidad y sus tremendas injusticias, para prestarme apoyo y salir en mi defensa”, aseguró.

 

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