La frontera argentino-boliviana en La Quiaca está cortada al paso de personas y vehículos. Pasadores del vecino país iniciaron ayer un paro por tiempo indeterminado en rechazo de una medida aduanera acordada por autoridades de ambos países para impedir el contrabando de distintos productos, pero en especial de harina y frutas.
A poco del comienzo del corte de la ruta entre Villazón y La Quiaca, miles de ciudadanos de ambos países y turistas de otras naciones quedaron varados en cada localidad. También de ambos lados se formó una larga fila de cientos de vehículos que no pudieron cruzar la frontera.
Un grupo de 30 estudiantes secundarios de la ciudad de San Salvador de Jujuy, que habían viajado al vecino país, debió dejar el ómnibus que los traía de regreso e ingresar a Argentina atravesando el río Villazón. Los chicos, según relataron testigos a El Tribuno, debieron sacarse las camperas y remeras celestes y blancas que los identificaban, así como todo otro símbolo nacional, para cruzar sin el riesgo de ser atacados.
La dirigente del sector, Elizabeth Alvizu de Tuco, habló acerca del corte. “Es una medida de carácter indefinido que hemos asumido desde la mañana de hoy (por ayer) para tener facilidades para el ingreso de mercadería (desde el poblado argentino de La Quiaca hacia Villazón)”, dijo la referente.
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La frontera argentino-boliviana en La Quiaca está cortada al paso de personas y vehículos. Pasadores del vecino país iniciaron ayer un paro por tiempo indeterminado en rechazo de una medida aduanera acordada por autoridades de ambos países para impedir el contrabando de distintos productos, pero en especial de harina y frutas.
A poco del comienzo del corte de la ruta entre Villazón y La Quiaca, miles de ciudadanos de ambos países y turistas de otras naciones quedaron varados en cada localidad. También de ambos lados se formó una larga fila de cientos de vehículos que no pudieron cruzar la frontera.
Un grupo de 30 estudiantes secundarios de la ciudad de San Salvador de Jujuy, que habían viajado al vecino país, debió dejar el ómnibus que los traía de regreso e ingresar a Argentina atravesando el río Villazón. Los chicos, según relataron testigos a El Tribuno, debieron sacarse las camperas y remeras celestes y blancas que los identificaban, así como todo otro símbolo nacional, para cruzar sin el riesgo de ser atacados.
La dirigente del sector, Elizabeth Alvizu de Tuco, habló acerca del corte. “Es una medida de carácter indefinido que hemos asumido desde la mañana de hoy (por ayer) para tener facilidades para el ingreso de mercadería (desde el poblado argentino de La Quiaca hacia Villazón)”, dijo la referente.
Con el corte del puente internacional y la ribera boliviana del río Villazón “no entran ni salen personas ni vehículos”, agregó Alvizu de Tuco, quien estuvo en el lugar durante la calurosa y extenuante jornada.
Las autoridades aduaneras de ambos países habían adoptado diversas medidas para regular el comercio bilateral y, especialmente, evitar el contrabando de productos alimenticios, principalmente fruta y harina, desde Argentina, una práctica habitual en la zona.
“Hay un impuesto a la fruta que (por las nuevas regulaciones) el comerciante no va a poder documentar por falta de clasificación”, explicó la dirigente. “(Los estibadores) queremos solucionar este problema por la (vía de los mecanismos de) integración, se ha pedido en las reuniones del comité de frontera que exista lo que es la integración de la policía, de la aduana, de migraciones”, agregó Alvizu de Tuco, también presidenta del Comité Cívico de Villazón.