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Efectos positivos y no tanto del café

Martes, 05 de noviembre de 2013 01:24

El café como bebida suele identificarse con una mejora del estado de alerta, mayor atención, concentración y reducción de la sensación de somnolencia, así como con un poderoso aroma. Estos efectos sobre el rendimiento cognitivo han sido descritos por múltiples estudios científicos, pero además los podemos comprobar por nosotros mismos.

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El café como bebida suele identificarse con una mejora del estado de alerta, mayor atención, concentración y reducción de la sensación de somnolencia, así como con un poderoso aroma. Estos efectos sobre el rendimiento cognitivo han sido descritos por múltiples estudios científicos, pero además los podemos comprobar por nosotros mismos.

Los efectos estimulantes del café están asociados a la presencia de la cafeína, pero no es su único componente. Una taza de café contiene más de 1.500 compuestos químicos, muchos de los cuales, como la cafeína, desencadenan algún tipo de respuesta fisiológica en organismos vivos. Además, el café es rico en potasio, magnesio, manganeso y cromo; contiene lignanos, polisacáridos prebióticos, vitaminas y tocoferoles. Los efectos fisiológicos de la cafeína han sido los más estudiados, ya que está presente en niveles de 45 miligramos por taza de café, que es bastante. Los efectos son apreciables tras 10 o 20 minutos, aunque no se acumula en el organismo, ya que se elimina en la orina entre 3 y 9 horas después de consumirse.

Las virtudes de un consumo moderado de café, unas dos o tres tazas al día, son muy diversas

¿Podemos considerar entonces el café como una bebida funcional? Las dos kilocalorías que aporta una taza de café hacen que no pueda considerarse un alimento en sí mismo, por lo que no encajaría como alimento que aporta un valor nutritivo y que cubre una serie de nutrientes necesarios para el desarrollo. Por otra parte, sí cumpliría el requisito de estar compuesto por constituyentes biológicamente activos que inciden de manera directa en la mejora de la calidad de vida, mejora física y desarrollo de capacidades del consumidor. Pero ¿cómo demostrar esto último?

Las virtudes de un consumo moderado de café, unas dos o tres tazas al día, son muy diversas. Está asociado al retraso en la aparición de enfermedades prevalentes en nuestra sociedad, como la diabetes tipo 2, enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer, y a la disminución de determinados cánceres como el hepático y el colorrectal.

No todo son ventajas. El consumo abusivo está contraindicado en situaciones de ansiedad, epilepsia, gastritis e hipertensión. Tomar demasiado café puede acentuar los efectos diuréticos de la cafeína, así como llevar a estados de agitación, insomnio, taquicardia y trastornos digestivos.

 

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