Dentro del campo de juego, el desahogo fue con furia, en el vestuario, mucho más mesurado.
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Dentro del campo de juego, el desahogo fue con furia, en el vestuario, mucho más mesurado.
La felicidad iba por dentro de los jugadores del santo y cada uno reflejó la tranquilidad y el alivio por sacarse de encima el mal de los clásicos ante el cuervo.
“La verdad es que jugamos un lindo partido y lo sacamos adelante”, fue la primera reflexión de Nicolás Aguirre, el primer héroe que tuvo el santo.
“Hoy fuimos contundente y terminamos con una victoria justa; fuimos superiores, jugamos al fútbol los noventa minutos”, analizó luego el delantero que por primera vez festejó ante el cuervo.
“El partido anterior lo habíamos jugado bien y lo perdimos, pero el fútbol siempre da revancha y demostramos que sabemos cómo jugar el clásico”, agregó luego Aguirre recordando la derrota pasada.
Y si de revanchas se trata, Mariano Maino, el otro héroe antoniano, tuvo la suya. El exarquero de Centra Norte le impidió el empate al cuervo al taparle un cabezazo a Perillo en el segundo tiempo.
Aunque lejos estuvo el uno de hablar de revanchas. Manifestó sentirse contento solo “porque es un clásico” y reiteró: “No estoy preocupado por lo que pasó antes, dije en la semana que iba a disfrutar de este clásico y eso hice”.
Maino luego expresó lo que sintió por haber salvado a Juventud del empate. “Solo aporte lo mío después de tantas veces que sufrieron de este lado”, dijo recordando la mala racha que atravesó el santo en estos últimos años ante Central Norte.
El arquero justificó la victoria diciendo: “Tuvimos la situación del gol, la aprovechamos y después manejamos el partido, nos animamos a jugar y era lo que nos estaba faltando. Todo el grupo empujó para adelante a pesar de la expulsión en el complemento. Siento que todos aportamos lo que teníamos que aportar”, subrayó el guardavallas santafesino.
Al fin, un clásico que terminó en paz
Esta vez hay que decirlo: el operativo de seguridad fue prácticamente perfecto. Y la noche, en el Martearena, terminó en paz. Sí, al fin un clásico entre santos y cuervos que terminó sin nada para lamentar.
Solo hubo un par de escaramuzas antes del partido, en un cruce de barras que fue sofocado a tiempo; y luego del clásico, cuando los hinchas de Central Norte se retiraban por el callejón, se pelearon entre ellos.
Después, el clásico tuvo el colorido de siempre, arrancó con fuegos artificiales y lo mejor fue el duelo de hinchadas sobre el final del partido.
Unas diez mil personas dijeron presente en el estadio; los dirigentes de ambos clubes se mostraron conformes y pudieron repartirse la recaudación en partes iguales, aproximadamente 150 mil pesos cada uno.
Cayeron tres
La tranquilidad en el Martearena tal vez también haya sido por las tempranas detenciones que realizó el personal de la Brigada de Investigaciones. Horas antes del partido, en distintos allanamientos, fueron detenidos tres barras de Juventud, identificados como los agresores del sargento ayudante Eduardo Cardozo en el clásico anterior disputado el 13 de octubre. Los allanamientos se produjeron en los barrios San Benito, Convivencia y el Hayco. A estos tres detenidos se les inició una causa en la Fiscalía N§ 5, a cargo de Maximiliano Troyano. La Policía informó que hay otros hinchas que también están identificados y correrían con la misma suerte.