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Oscar Aranda, una vida de canto y noche

Viernes, 08 de noviembre de 2013 20:55

 En algún lado leí que “Las reglas las pone el destino... Nosotros solo nos limitamos a jugar”.

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 En algún lado leí que “Las reglas las pone el destino... Nosotros solo nos limitamos a jugar”.

Oscar Aranda, en plena vigencia con su canto romántico, se le cruzó en el camino la actuación en el cabaret, a pesar de haber cantado a dúo con Daniel Toro e integrar por años Las Voces del Huayra. Ese contacto con la noche salteña nació un fin de clase que venía guitarreando por la calle Rioja al 100, era en 1959, y al pasar por el cabaret San Su Sit, del cordobés Novile, este lo llamó al escuchar su voz. Le propuso cantar en su local, ofrecimiento que rechazó porque “había mucho lujo en él y no tenía pilcha para afrontar ese compromiso”. Cuenta Oscar que el cordobés le dijo que pidiera permiso en su casa y le avisara. A los días volvió y le dijo que el padre se negaba, pero la madre lo autorizaba. Entonces el cordobés lo llevó a Modart y le compró tres trajes, tres pares de zapatos y tres pares de media y largó su carrera nocturna. Así nació está pasión que hoy sigue intacta. Aranda es el apellido de la madre, el que decidió lucir ante la negativa de su padre, Cardozo. Pero en unos de sus últimos discos, a pedido de su progenitor, puso ambos. Queda mucho por contar de la vida nocturna que tenía Salta décadas atrás. Si le gustó la noche, vale la pena que espere.

 

 

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