La ola de calor se hizo sentir ayer en la Cámara de Diputados de la Nación, entre la euforia de los nuevos legisladores y las disputas por los lugares clave.
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La ola de calor se hizo sentir ayer en la Cámara de Diputados de la Nación, entre la euforia de los nuevos legisladores y las disputas por los lugares clave.
Luego de la sesión preparatoria para tomar juramento a los diputados electos el pasado 27 de octubre, la Cámara, con el apoyo de la gran mayoría de los bloques, logró reelegir al kirchnerista Julián Domínguez para continuar al frente del cuerpo por los próximos dos años.
Y la primera vicepresidencia también quedó nuevamente para la santiagueña Norma Abdala de Matarazzo. En tanto, en la vicepresidencia segunda quedó la cobista mendocina Patricia Giménez.
Pero lo cierto es que, una vez más, la vicepresidencia tercera causó otro terremoto y entre la disputa del massismo y el macrismo, el criterio de considerar el número de miembros de los interbloques por sobre el de los bloques, terminó beneficiando al Frente Renovador, que nominó para el cargo a la bonaerense Graciela Camaño.
La vicepresidencia tercera suele ser objeto de disputa en cada renovación de autoridades debido a la frecuente paridad o cercanía numérica de los bloques que se arrogan la condición de tercera fuerza de la Cámara detrás del Frente para la Victoria y del radicalismo, primera y segunda minorías del cuerpo.
Tras la elección de autoridades, los legisladores del PRO denunciaron la existencia de un acuerdo entre el Frente Renovador y el Frente para la Victoria, para consagrar a Camaño como vicepresidenta tercera en la Cámara Baja.
“La designación de Camaño implica un problema serio para la democracia argentina. El mismo partido se divide y de esta manera se convierte simultáneamente en oficialismo y oposición”, destacaron.
Pero no todo fueron denuncias. Dentro del “color legislativo”, pasando por los diputados más aplaudidos y los más abucheados, la mención a la memoria de Néstor Kirchner a la hora de jurar y el ingreso del primer rabino al cuerpo también se destacó la llegada de tres representantes de la izquierda nacional, entre ellos el salteño Pablo López.
Pero uno de los que la pasó mal fue Julio Cobos. El mendocino, a quien el kirchnerismo no le perdona su “voto no positivo”, fue ampliamente silbado desde la tribuna y no faltó el cantito “Cobos sos traidor”.
Las opiniones
- El flamante diputado nacional salteño por el Partido Obrero, Pablo López, aseguró ayer que “a partir de la tarea que desarrollemos en el Parlamento, el frente de izquierda logrará colocar a este frente como una alternativa de izquierda y reforzar la agenda de los trabajadores y los proyectos que ya tenemos, como la eliminación del impuesto a las ganancias sobre el salario, la recuperación del 82% móvil, la nacionalización integral y controlada de los trabajadores de la totalidad de los hidrocarburos. Además de ir colocando en la agenda todos los reclamos y las luchas que se van sucediendo por parte de los trabajadores, como son los buenos salarios y la vivienda. El objetivo será colocar con mayor fuerza la alternativa política de izquierda y, en el caso de Salta, al Partido Obrero”.
- La diputada nacional del FpV Susana Canela, quien renovó y completará mandato hasta 2015, destacó a El Tribuno: “Este período es más político. Nuestra prioridad es hacer hincapié en cómo frenar los precios, que es lo que se está planteando, y esperemos que desde nuestro sector podamos hacer un gran aporte, pero la verdad es que uno viene con grandes expectativas de Salta y después tiene que terminar negociando con lo que es "la máquina trituradora de la Nación' y hay que concertar con todos para llevar adelante cualquier proyecto local. En esta etapa hay que plantearse el tema de la energía, que es tan importante para el país como para la región. Hay que ver las posibilidades que tendremos y eso lo vamos a analizar”, resaltó la legisladora salteña.