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Cumplió seis años el método que se especializó en dibujar números

Sabado, 16 de febrero de 2013 22:38
El Gobierno comenzará a trabajar a partir de abril en el nuevo Índice de Precios al Consumidor Nacional (IPCN).

A principio de 2007 debutaban los primeros indicadores del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) bajo la intervención de Guillermo Moreno y a la luz de los resultados la palabra fracaso resumiría la gestión. En estos seis años, apenas muy pocas veces superó el 1% mensual. Bastaría recordar que sólo lo hizo en 2010 en los meses de enero (1%), febrero (1,2%) y marzo (1,1%), después alternó en la franja 0,6% y 0,9% con la eficiencia de un reloj suizo.

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El Gobierno comenzará a trabajar a partir de abril en el nuevo Índice de Precios al Consumidor Nacional (IPCN).

A principio de 2007 debutaban los primeros indicadores del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) bajo la intervención de Guillermo Moreno y a la luz de los resultados la palabra fracaso resumiría la gestión. En estos seis años, apenas muy pocas veces superó el 1% mensual. Bastaría recordar que sólo lo hizo en 2010 en los meses de enero (1%), febrero (1,2%) y marzo (1,1%), después alternó en la franja 0,6% y 0,9% con la eficiencia de un reloj suizo.

Recientemente el organismo informó que en el acumulado de 2012, el Indice de Precios al Consumidor (IPC) fue de 10,8%, mientras que para los privados, registró una suba de 25,6% una significativa diferencia que se siente en el bolsillo de los trabajadores, no así en la mirada indiferente de ciertos funcionarios.

Por otra parte, tomando el indicador de enero, que alcanzó el 1,1% (ver infografía), de manera interanual, el incremento de los precios llegó al 11,1 por ciento contra el 26,3 por ciento de las estadísticas suministradas por las entidades privadas.

Los verdaderos técnicos, que hoy se dedican a realizar un abrazo simbólico al organismo como forma de protesta y que hasta hace unos años fueron los que trabajaron en la conformación de un índice creíble, todavía se resisten a la intromisión de Guillermo Moreno.

Consideran la imperiosa necesidad de contar con una referencia para actualizar diferentes valores, especialmente los salarios, y dada la carencia absoluta de datos confiables realizaron un trabajo que contempla los verdaderos valores de canastas, alternativas a las del organismo oficial y también a la que suministra mensualmente un grupo de consultoras en el Congreso.

En dicho documento comparativo realizado por extécnicos del Indec se resaltan grandes diferencias. Según el trabajo publicado en el sitio ámbito.com una familia tipo -una pareja adulta con dos hijos- no debería percibir menos de $ 7.006, 10. De ese monto, $ 2.233,40 corresponden a la “Canasta alimentaria mínima”, mientras que $ 4.772,70 son para “Otros bienes y consumos mínimos”.

En diciembre, el organismo que conducen Ana María Edwin y Norberto Itzcovich, informó que la “Canasta Básica Alimentaria” para que la misma familia no sea pobre se ubica en $ 719,07; mientras que la “Canasta Básica Total”, que incluye bienes y servicios, es de $ 1.613,42. Sólo tomando en cuenta la alimentación, la diferencia es de 210%, mientras que agregando el resto de los ítems la brecha aumenta a 334%.

Si bien existe una diferencia metodológica para establecer esa suma, que incluye otros productos que no están contemplados actualmente en los cálculos del Indec, la cifra contrasta ferozmente con los números oficiales.

Como las canastas se utilizan, entre otras cosas, para fijar los límites de pobreza e indigencia, los técnicos desplazados sostienen que “los trabajadores deberían tener, como mínimo, un salario que les permita, junto con su núcleo familiar, estar fuera de esa condición”.

Pero más allá de las consideraciones el tema va para largo, porque a pesar de que el FMI, tras varias advertencias, aplicara una “moción de censura” por las estadísticas oficiales y la instó a reformar sus mecanismos antes del próximo 29 de septiembre. Por ello, el Gobierno comenzará a trabajar a partir de abril en el nuevo Índice de Precios al Consumidor Nacional (IPCN), el cual estaría listo en sus aspectos teóricos para fin de año, y desde enero de 2014 comenzaría con las mediciones. Pero por cuestiones estadísticas, los primeros números se conocerían recién a fines de 2015. Un largo tiempo para poder reflexionar.

Una canasta construida con
“trucos” y mucha picardía

El informe elaborado por el CAES (Consejo Académico de Evaluación y Seguimiento) integrado por las Universidades de Buenos Aires, Nacional de Mar del Plata, Nacional de Rosario, Nacional de Tres de Febrero y Nacional de Tucumán, quienes sintetizaron y compatibilizaron los documentos confeccionados por Profesores de las Facultades de Ciencias Económicas, Ciencias Exactas, Ciencias Sociales y Derecho, convocados a este efecto, de la UBA y otros especialistas de reconocida trayectoria en el ámbito académico destaca que a partir de la intervención de Guillermo Moreno, en el Indec, se modificaron las canastas optando con cierta “picardía” por mantener los productos que mostraban menores aumentos aunque su incidencia en el consumo fuese menor. En otras palabras se pasó a relevar una cantidad menor de productos y aumentó la tasa de datos atípicos por los controles de precios.

El extenso documento, que contempla distintas áreas del organismo y al que se puede acceder de manera completa por internet indica que el índice intervenido deja afuera productos de la canasta como carne picada, queso de máquina, postres lácteos, cuadril y desodorante de ambiente, aunque también le resta peso a la medición en la Ciudad de Buenos Aires para concentrarse en el segundo cordón del Conurbano.

Después de la modificación metodológica se destaca que aproximadamente el número de variedades disminuyó 50%, el número de precios relevados disminuyó 60% y que el promedio del número de observaciones por variedad disminuyó 50%, sostiene el trabajo, pedido en su oportunidad por el entonces ministro de Economía Amado Boudou y que hoy el Palacio de Hacienda prefiere no hacer público. Quizás porque en el prólogo se cita una frase de Manuel Belgrano en 1810:

“Nada más importante que tener un conocimiento exacto de la riqueza y fuerza de los Estados; éste es el objeto de la ciencia Estadística, y su fin para proceder con acierto en todas las disposiciones que se dirijan al orden económico a efecto de fomentar la Agricultura, animar la Industria y proteger el Comercio, como que son los arcos torales de la felicidad pública”, argumenta.

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