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El ?abrazo de oso? del primer día en la escuela

Miércoles, 06 de febrero de 2013 21:16

Por Andrea Baldantoni (lLic. en Psicología)

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Por Andrea Baldantoni (lLic. en Psicología)

Se acerca el inicio de las clases y algunos padres ya pueden imaginar la escena en la puerta del jardín o del colegio y hasta escuchar los llantos y gritos de sus pequeños aferrados al mejor estilo “oso panda”, temblando de miedo y angustia ante la idea de separarse de mamá.

No es fácil ver y contener a un niño angustiado, con miedo intenso y preocupación. Esto genera en los padres mucha confusión al tratar de lidiar entre su propia intuición y los diferentes consejos que las personas a su alrededor generosamente brindan con el fin de ayudar: “Está llamando la atención”, “Tenés que ser firme”, “No dejes que te maneje”, “Esto no es normal”.

¿Qué entendemos por trastorno de ansiedad de separación en niños?

Todos los niños sienten ansiedad. Es de esperar y es normal que el niño se sienta ansioso en ciertos momentos específicos de su desarrollo.

La angustia por separación corresponde a una etapa evolutivamente normal del niño, aparece a partir de los 6 a 8 meses de edad. Este tipo de ansiedad cumple, a su vez, con una función adaptativa importante, ya que colabora para que el niño pueda mantener cerca a sus padres y así asegurar su protección ante posibles peligros externos. En algunos casos la ansiedad se vuelve severa y empieza a interferir con las actividades diarias de la infancia, tal como separarse de los padres para ir a la escuela y hacer amigos. Es entonces cuando los padres deben considerar recurrir al asesoramiento de un especialista.

La característica fundamental del TAS (trastorno por ansiedad de separación) es la ansiedad y malestar excesivo. Sus síntomas se manifiestan a nivel cognitivo (preocupación excesiva y persistente a perder las figuras de cuidado o a que sufran un posible daño), conductual (resistencia o rechazo a acudir al colegio u otro lugar, negarse a dormir sólo o fuera de casa si no está cerca la figura de cuidado) y físico (dolores de estomago, cefaleas, pesadillas recurrentes, náuseas). A pesar de su alta prevalencia, persiste la idea errónea de que los trastornos por ansiedad son transitorios o inocuos. Investigadores señalan que, si se deja sin tratamiento, los niños con trastornos de ansiedad tienen un mayor riesgo de mal desempeño en la escuela, tienen menos desarrolladas las habilidades sociales y son más vulnerables al abuso de sustancias.

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