¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

14°
20 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Testigo comprometió a Juan M. Ovalle

Miércoles, 06 de febrero de 2013 23:26

El juicio por la megacausa de la UNSa se reanudó con comprometedores testimonios contra el único civil imputado por delitos de lesa humanidad cometidos en la provincia por la última dictadura militar. Se trata de Juan Manuel Ovalle, quien está sindicado como partícipe del secuestro y desaparición de la docente de la UNSa, Silvia Benjamina Aramayo, durante la noche del horror del 24 de septiembre de 1976.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El juicio por la megacausa de la UNSa se reanudó con comprometedores testimonios contra el único civil imputado por delitos de lesa humanidad cometidos en la provincia por la última dictadura militar. Se trata de Juan Manuel Ovalle, quien está sindicado como partícipe del secuestro y desaparición de la docente de la UNSa, Silvia Benjamina Aramayo, durante la noche del horror del 24 de septiembre de 1976.

Ese día otras personas corrieron la misma suerte. Nora Aramayo dormía en la misma habitación que Silvia y recordó que cuando un grupo de encapuchados ingresó a su casa fue directamente a la cama donde estaba su hermana. “Ovalle iba a nuestra casa en calidad de novio de Silvia y mi madre lo reconoció por la voz”, expresó la testigo. Dijo que el imputado conoció a Silvia en la Universidad, donde se inscribió como alumno regular. “Era un infiltrado de la policía que fue puesto ahí para hacer inteligencia a los estudiantes y profesores”, sentenció Nora Aramayo. Según la testigo en los claustros de la universidad era de público conocimiento que Ovalle era hermano del comisario Abel Vicente Murúa y que por ese motivo todos lo consideraban un buchón. Recordó que en varias oportunidades le advirtió a Silvia de esta situación, pero ella pensaba que jamás le pasaría nada. Contó que en su casa se acostumbraba a dejar la ventana semiabierta para posibilitar que los moradores pudieron introducir la mano y abrir la puerta de entrada. “Con este procedimiento abrieron la puerta, lo que nos hace pensar que al menos uno de los intrusos conocía al detalle esta situación”, refirió la testigo. Y agregó que “los que ingresaron a la habitación era dos y fueron directamente a la cama donde dormía mi hermana; a mi ni me tocaron”. Explicó que a la profesora la sacaron en camisón y no le permitieron ni siquiera que se calzara. Dijo que al otro día fue a ver a Ovalle para pedirle que colaborara en la búsqueda. “Me dijo que iba a averiguar y que a la noche iría a nuestra casa para llevar alguna información. Nunca fue y jamás lo volvimos a ver, lo que nos hace pensar con más fuerza que la voz que escuchó mi madre era la de él”, señaló.

 Para la querella el  testimonio fue valioso

El querellante David Leiva calificó de valioso el testimonio de Nora Aramayo respecto de los sucesos que concluyeron con la desaparición de su hermana. “Los hechos van confirmando con más fuerza que el imputado Ovalle se infiltró en la UNSa para los peores fines”, señaló. Dijo que “sus propósitos se concretaron cuando logró entablar una relación amorosa con Silvia”. A su juicio, los dichos de Nora confirmarían que Ovalle tuvo activa participación en el secuestro y desaparición de la docente de 23 años. “La testigo refirió que el que abrió la puerta de la vivienda sabía cómo hacerlo; también conocían al dedillo cuál era la habitación y la cama donde dormía la víctima”, manifestó. Para el querellante, estos detalles más el testimonio de la madre de la profesora, permiten tener un panorama claro acerca de la responsabilidad del único civil que está siendo sometido a juicio en este proceso junto a militares y policías.

El abogado Leiva sostuvo que el rol de agente de inteligencia que se le atribuye al imputado se refuerza con el testimonio de Rubén Darío Maita, un militante de la Juventud Peronista de la época. Lo definió como un espía que integraba la Juventud Sindical, un sector de la derecha peronista que combatía al gobierno de Miguel Ragone. “No es creíble que Ovalle diga que pertenecía a las huestes ragonistas cuando es de público conocimiento que participó de la toma de la Casa de Gobierno para destituir a Ragone”, advirtió el querellante. El letrado también cuestionó el testimonio de Roberto Chuchuy, quien se desdijo de lo declarado en la instrucción. “Esta persona fue con la única intención de salvarle el pellejo a Ovalle”, opinó.

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD