Crece el malestar en el departamento Cerrillos, a causa del accionar de vecinos que desconocen las mínimas reglas de convivencia. En un barrio céntrico de la localidad cabecera del departamento, por ejemplo, arrojan los desechos de comida en todas las esquinas, mientras que el paraje mercedeño de El Huayco colocan botellas con orina en las bolsas de residuos para que los recolectores se mojen con el “asqueroso” contenido.
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Crece el malestar en el departamento Cerrillos, a causa del accionar de vecinos que desconocen las mínimas reglas de convivencia. En un barrio céntrico de la localidad cabecera del departamento, por ejemplo, arrojan los desechos de comida en todas las esquinas, mientras que el paraje mercedeño de El Huayco colocan botellas con orina en las bolsas de residuos para que los recolectores se mojen con el “asqueroso” contenido.
Microbasurales
En Cerrillos, los vecinos del barrio El Molino, ubicado a pocas cuadras de la plaza principal, se quejan por la cantidad de microbasurales que misteriosamente aparecen cada mañana en todas sus esquinas.
Una vecina indignada comentó a El Tribuno: “No entiendo la conducta de ciertas personas del barrio. Aquí tenemos todos los servicios y los basureros municipales pasan todos los días, pero sin embargo prefieren arrojar sus mugres en las esquinas. Y lo peor es cuando una a la mañana una sale a trabajar, hay que caminar esquivando la suciedad que de noche desparraman los perros”.
Agregó que en las veredas se encuentran “sembrados” desde pañales hasta gabinetes de heladeras, lavarropas, colchones y televisores en desuso.
“Si el domingo hacen humita, todo el mundo se entera porque después del mediodía en las esquinas ya están las chalas y los marlos llenos de moscas. ¡Es una verdadera vergüenza!” dijo la mujer ofuscada.
Concluyó que esta gente “tendrían que ir a vivir al monte, con los chanchos”. Todo esto ocurre a metros del hospital Santa Teresita.
En el Huayco
En el paraje mercedeño de El Huayco, los inadaptados no tienen límites. A modo de broma, que no causa gracia a nadie, colocan botellas abiertas con orina dentro de las bolsas de residuos para que los recolectores al levantarla se bañen con el “asqueroso” contenido, según manifestaron los propios trabajadores.
“No queremos ni aparecer por ahí. Cada vez que levantamos una bolsa nos bañamos con esa porquería”, contó un obrero municipal.
Desde la comuna pidieron a los vecinos de la zona rural colaborar denunciando a los responsables de este tipo de acciones reprochables, injustificadas y alejadas de toda regla de convivencia, sobre todo con los encargados de un servicio tan importante como el de la recolección de residuos.