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Francisco señaló su deseo de intensificar el diálogo con el Islam

Viernes, 22 de marzo de 2013 08:58

El Papa Francisco recibió en la Sala Regia del Vaticano al Cuerpo Diplomático acreditado ante Santa Sede, entre los que se encontraba el embajador argentino Juan Pablo Cafiero. Durante la audiencia, el Sumo Pontífice agradeció a los presentes su presencia y manifestó su intención de que el encuentro sea una ocasión para “emprender un camino con países que aún no tienen relaciones con Santa Sede”.

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El Papa Francisco recibió en la Sala Regia del Vaticano al Cuerpo Diplomático acreditado ante Santa Sede, entre los que se encontraba el embajador argentino Juan Pablo Cafiero. Durante la audiencia, el Sumo Pontífice agradeció a los presentes su presencia y manifestó su intención de que el encuentro sea una ocasión para “emprender un camino con países que aún no tienen relaciones con Santa Sede”.

Así, el Santo Padre anunció que desea “intensificar el diálogo con el islam” y con los “no creyentes”, al recibir en el Vaticano a embajadores y diplomáticos.
En otra parte de su discurso, el Papa Francisco aseguró también que una de las prioridades de su pontificado será la “lucha contra la pobreza tanto material como espiritual: edificar la paz y construir puentes”, dijo.
En tal sentido, el Papa agregó que esa pobreza espiritual “afecta a los países más ricos y es la que Benedicto XVI llama dictadura del relativismo, que deja a cada uno como medida de sí mismo y pone en peligro la convivencia entre los hombres”.

“La lucha contra la pobreza, tanto material como espiritual; edificar la paz y construir puentes. Son como los puntos de referencia de un camino al cual quisiera invitar a participar a cada uno de los países que representan”, exhortó.

Y pidió, una vez más, “profundo” respeto por toda la creación, la salvaguardia de nuestro medio ambiente, “que demasiadas veces no lo usamos para el bien, sino que lo explotamos ávidamente, perjudicándonos unos a otros”.

Hablando en italiano y no en francés, el Papa dijo que “son varios los motivos” por los que eligió el nombre de Francisco, inspirado en el santo de Asís, “una personalidad que es bien conocida más allá de los confines de Italia y de Europa, y también entre quienes no profesan la fe católica”.

El primer motivo, explicó, es el amor que Francisco tenía por los pobres. “¡Cuántos pobres hay todavía en el mundo! Y ¡cuánto sufrimiento afrontan estas personas!”, exclamó. Y recordó que, según el ejemplo de Francisco de Asís, la Iglesia trató siempre de “cuidar, proteger en todos los rincones de la Tierra a los que sufren por la indigencia, y creo que en muchos de sus países pueden constatar la generosa obra de aquellos cristianos que se esfuerzan por ayudar a los enfermos, a los huérfanos, a quienes no tienen hogar y a todos los marginados, y que, de este modo, trabajan para construir una sociedad más humana y más justa”.

El primer Papa jesuita explicó entonces que ésa es el segundo motivo de su nombre. “Francisco de Asís nos dice: hagan esfuerzos en construir la paz”, evocó. “Pero no hay verdadera paz sin verdad. No puede haber verdadera paz si cada uno es la medida de sí mismo, si cada uno puede reclamar siempre y sólo su propio derecho, sin preocuparse al mismo tiempo del bien de los demás, de todos, a partir ya de la naturaleza, que acomuna a todo ser humano en esta tierra”.

El papa venido del fin del mundo explicó también que uno de los títulos del Obispo de Roma es Pontífice. “Es decir, el que construye puentes, con Dios y entre los hombres”, indicó. Hasta recordó sus propios orígenes italianos, como un impulso a trabajar para construir puentes.
“Como saben, mi familia es de origen italiano, y por eso está siempre vivo en mí este diálogo entre lugares y culturas distantes entre sí, entre un extremo del mundo y el otro, hoy cada vez más cercanos, interdependientes, necesitados de encontrarse y de crear ámbitos reales de auténtica fraternidad”.

Un fuerte aplauso coronó el primer discurso del Papa argentino ante el cuerpo diplomático de la Santa Sede, que pronunció en italiano, no en francés, como solía ser la tradición. Luego, parado, vestido de blanco, el Pontífice argentino determinado a construir puentes, saludó, uno por uno, a los embajadores, con su sonrisa y gentileza de siempre. 

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